Unesco advierte sobre la falta de docentes en el mundo y sus consecuencias en América Latina

Tania León Cadena
Periodista
Abril 10, 2025
Actualidad
Un informe reciente de la Unesco advierte que el mundo necesita 44 millones de docentes adicionales en los niveles de primaria y secundaria para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS4) antes del 2030. América Latina y el Caribe requieren más de 3,2 millones. Las causas: condiciones laborales precarias, desmotivación, bajos salarios, falta de apoyo institucional y una creciente pérdida de estatus social.
Estas realidades no solo impiden atraer nuevos docentes, sino que también aumentan la rotación y el abandono de quienes ya ejercen, especialmente en contextos rurales o de alta vulnerabilidad.
Para explorar este panorama desde un enfoque reflexivo, conversamos con Diana Marcela Ortiz Sierra, directora de los posgrados en educación de la Universidad Ean, quien analiza las brechas que atraviesan el sector educativo y plantea posibles caminos para enfrentarlas desde la formación y el fortalecimiento del rol docente.
Repensar el reconocimiento social, las condiciones laborales, el acceso a vivienda digna, salud y conectividad, así como garantizar trayectorias profesionales más atractivas, puede marcar la diferencia en la construcción de una educación equitativa y sostenible.
“En contextos rurales, las dificultades logísticas, la falta de infraestructura, el aislamiento y la inseguridad también son factores determinantes. La limitada implementación de políticas de acompañamiento psicosocial, vivienda digna, acceso a salud y conectividad para docentes rurales revela una falta de visión estructural e intersectorial sobre lo que implica garantizar el derecho a la educación desde el rol del maestro.”, señala Ortiz.
Si bien se han logrado avances en la formación docente, especialmente en temas como la inclusión y el uso de tecnologías, aún persiste una distancia entre los contenidos impartidos en las universidades y los desafíos que enfrentan los maestros en contextos reales.
“Necesitamos una formación más contextualizada, basada en la comprensión profunda de las realidades sociales, culturales y económicas de los territorios. Desde el ámbito universitario, es fundamental fortalecer las prácticas pedagógicas tempranas, generar vínculos más estrechos con las comunidades educativas, y desarrollar una formación continua que no solo se centre en competencias técnicas, sino también en habilidades socioemocionales, liderazgo y trabajo colaborativo.”, añade Ortiz.
El déficit global de docentes señalado por la UNESCO también se refleja en América Latina. En este contexto, países como Colombia enfrentan vacantes sin cubrir, especialmente en zonas rurales y apartadas.
“En Colombia, esta situación se evidencia con mayor fuerza en zonas rurales, donde persisten limitaciones en cobertura educativa y dificultades para garantizar continuidad en la planta docente. La rotación constante, las plazas sin cubrir y la falta de incentivos para atraer profesionales cualificados a contextos apartados perpetúan las brechas territoriales y las desigualdades históricas. Además, factores como la presencia de grupos armados ilegales, ausencia de garantías estatales y falta de motivación dificultan no solo la permanencia, sino también la llegada de nuevos docente”, afirmó Ortiz.
Pensar en la transformación estructural de la profesión docente implica avanzar hacia políticas públicas que valoren y fortalezcan su rol en la sociedad, promoviendo entornos laborales seguros, sostenibles y dignos para el ejercicio de la docencia.
“Se requiere implementar estrategias específicas para el fortalecimiento del magisterio rural, con incentivos diferenciados y condiciones de bienestar aseguradas. Es urgente también avanzar en políticas que fortalezcan la gobernanza educativa con participación efectiva de los docentes en la toma de decisiones, así como campañas de comunicación pública que resignifiquen su papel en la sociedad.”, añade Ortiz.
Impulsar la formación continua, la investigación aplicada y el vínculo con los territorios permite consolidar a los docentes como actores clave en la transformación social y en la construcción de comunidades más justas y sostenibles.
“Creo profundamente que fortalecer a quienes enseñan es una forma de proteger y garantizar los derechos de nuestros niños, niñas y jóvenes. Esa ha sido siempre mi convicción ética y profesional. En este sentido, formar docentes que entienden su labor como una práctica transformadora también implica impulsar su papel como líderes sociales capaces de impactar en la vida de sus estudiantes y transformar a todo un país, especialmente en aquellas áreas que responden a sus intereses y campos de conocimiento.”, resalta Diana Ortiz, directora de posgrados en educación de la Universidad Ean.
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