Emprender desde la ciencia: una colombiana lo hizo posible con bacteriófagos para la industria avícola

Viviana Clavijo dejó el laboratorio para fundar Sciphage, primera biotec del país que trabaja con bacteriófagos para salud animal.

Emprender desde la ciencia

En un país donde las oportunidades para científicos suelen escasear, una Ingeniera química y microbióloga de la Universidad de los Andes, es hoy la directora ejecutiva de Sciphage, empresa colombiana de biotecnología que está revolucionando el tratamiento de enfermedades infecciosas en la industria avícola con una tecnología natural, eficiente y todavía poco explorada en América Latina: los bacteriófagos.


La historia de Sciphage comenzó en el entorno académico, como parte de un grupo de investigación en la Universidad de los Andes que desarrollaba soluciones con bacteriófagos —virus que atacan exclusivamente bacterias—. La idea surgió de una inquietud común entre los investigadores: ¿cómo llevar del laboratorio al mercado una alternativa real a los antibióticos, que cada vez son menos eficaces debido a la creciente resistencia bacteriana?


“El uso indiscriminado de antibióticos, especialmente en la industria pecuaria, ha generado un problema de salud pública global. El 70% de los antibióticos producidos se utilizan en animales. Nosotros vimos en los bacteriófagos una solución eficaz y sostenible”, explica Clavijo.


De la ciencia al emprendimiento


La transición del laboratorio al mundo empresarial no fue sencilla. “Emprender en ciencia tiene desafíos distintos. No basta con tener una buena tecnología, hay que construir un modelo de negocio viable, demostrar resultados en ambientes reales, cumplir con normativas y conseguir aliados estratégicos”, afirma.
En 2021, luego de varios años de investigación aplicada, Sciphage se consolidó como empresa independiente y estableció en Mosquera, Cundinamarca, la primera planta de producción de bacteriófagos del país. Desde allí, desarrollan soluciones para el control de Salmonella en aves de corral, ofreciendo una alternativa a los antibióticos que no solo protege a los animales, sino que también reduce riesgos para la salud humana y el medioambiente.

Sciphage conoció Impacta, iniciativa de la Universidad Ean durante el Open Innovation de 2023, un evento que conecta a emprendedores con iniciativas de innovación abierta. A partir de esa experiencia, en 2024 decidieron postularse a la fase de crecimiento del programa, formando parte de la cohorte de ese año. Durante el proceso, fueron reconocidos con el premio al Emprendedor Sostenible, un hito que resaltó su enfoque en soluciones de impacto.

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La participación en Impacta les permitió fortalecer aspectos clave de su operación. Las mentorías personalizadas en finanzas llegaron en un momento crucial, justo cuando la compañía iniciaba sus primeros pilotos comerciales, y sirvieron para estructurar su flujo de caja y organización financiera. Además, lograron establecer un plan básico de sostenibilidad, gracias a asesorías especializadas que les ayudaron a incorporar este enfoque en su modelo de negocio. La visibilidad también fue uno de los grandes aportes del programa: participaron en espacios como el GoFest y eventos de emprendimiento femenino, donde no solo ampliaron su red de contactos, sino que incluso surgió la posibilidad de una inversión estratégica que hoy sigue en conversación.

“Decidimos enfocarnos en la industria avícola por su alto consumo de antibióticos y porque allí identificamos una necesidad clara: el control de Salmonella. Nuestro producto permite a los productores mejorar sus indicadores sin depender de antibióticos”, explica Clavijo. La startup cuenta hoy con evidencia científica que respalda la eficacia de sus productos en ambientes operacionales, un logro que pocas startups biotecnológicas pueden demostrar.


Una empresa pionera en Latinoamérica


Sciphage es la primera startup colombiana en biotecnología que trabaja con bacteriófagos para salud animal, y una de las pocas en Latinoamérica con capacidad productiva a escala. Su impacto se mide en múltiples niveles: desde la mejora en el desempeño productivo de las granjas avícolas hasta la reducción de residuos antibióticos en los alimentos, con beneficios directos en la salud pública y en la protección ambiental.


Además, genera oportunidades laborales para profesionales con formación científica en un país donde los espacios para investigadores son limitados. “Hemos contratado microbiólogos, biólogos y doctores en ciencias. Este también es un aporte que queremos hacer: demostrar que sí es posible hacer ciencia aplicada y crear empleo de calidad en Colombia”, afirma Clavijo.


En 2024, Sciphage fue seleccionada por el programa RAÍCES del fondo español Eatable Adventures, que promueve la inversión en emprendimientos científicos de países hispanohablantes. Durante el bootcamp en España, la empresa se unió a una red de startups del sector agroalimentario y accedió a mentorías especializadas en estrategia, levantamiento de capital y escalabilidad internacional.


“Que un fondo extranjero vea el potencial de nuestra tecnología, reafirma que estamos en el camino correcto. Este tipo de apoyo nos permite pensar en la internacionalización de manera responsable, validando mercados y asegurando condiciones regulatorias favorables”, explica Clavijo.
También participaron en la inmersión Go Europe Connect en Berlín, organizada por inmersión The Ganesha Lab, donde compartieron experiencias con otras empresas colombianas en el ecosistema europeo. “Hace años empezamos muy solos. Hoy veo con optimismo que cada vez hay más científicos que deciden emprender y más herramientas para hacerlo posible”, añade.

 

La historia de Sciphage es una muestra de que el emprendimiento científico en Colombia, aunque desafiante, es posible. Con una visión clara, una tecnología disruptiva y un compromiso por generar impacto, esta startup colombiana demuestra que desde la ciencia también se puede innovar, generar empleo y contribuir al desarrollo del país.


A quienes están empezando en el mundo del emprendimiento científico en Colombia, Viviana Clavijo les deja una recomendación clara: “No tenemos que saberlo todo. Emprender no es solo ciencia, es negocio. Hay que buscar aliados, formar equipo y aprovechar los programas de aceleración que existen para validar el mercado y garantizar sostenibilidad”.
 

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