Cómo Leonardo Gaitán, CEO de Autoparti, inspira a la nueva generación de emprendedores colombianos

 

Apenas seis meses después de graduarse, fundó una agencia de seguros que aún sigue en pie.

​​Autoparti es una plataforma colombiana dedicada a la comercialización de repuestos y autopartes.

Autoparti es una plataforma colombiana dedicada a la comercialización de repuestos y autopartes, que busca facilitar a los conductores y talleres mecánicos el acceso a productos de calidad con respaldo y garantía. Su modelo se centra en la confianza y en la optimización del proceso de compra, ofreciendo una experiencia sencilla y segura en línea.


La empresa ha logrado consolidarse en el mercado gracias a su portafolio amplio de repuestos para diferentes marcas y modelos, y a la apuesta por la digitalización en un sector tradicionalmente físico. Con esta estrategia, ha logrado posicionarse como un aliado confiable para quienes necesitan mantener sus vehículos en óptimas condiciones, adaptándose a las nuevas dinámicas del comercio electrónico en Colombia.

La chispa emprendedora que nació en la infancia


“Soy boyacense, vivo en Bogotá desde 2004. Soy papá de un niño de 13 años y de un bebé de ocho meses. El menor de tres hermanos, en una familia donde el emprendimiento siempre estuvo presente”, dice Leonardo Gaitán Guerra, con una sonrisa que mezcla orgullo y gratitud.


Su historia comenzó como la de muchos jóvenes inquietos: vendiendo CDs en el colegio, preparando cocteles a domicilio con un amigo y hasta ofreciendo un show de barman en casas particulares. Más tarde se vinculó a la fábrica de ropa infantil de su familia. Pero no todo fue éxito. “Me faltaba foco, estructura… siempre tuve la iniciativa, pero no sabía administrar la plata ni organizar clientes. Eso fue lo que pasó con los negocios que se quebraron”, reconoce con franqueza.


Formación como palanca de transformación


Ese cúmulo de experiencias le dejó algo claro: la intuición no basta. Por eso decidió estudiar Administración de Empresas y más tarde cursar un MBA en la Universidad Ean. “No puedes ser emprendedor en cualquier profesión, pero sí necesitas aprender a organizar una empresa y tener fundamentos claros, no negociables”, asegura.


La formación fue un punto de quiebre. Apenas seis meses después de graduarse, fundó una agencia de seguros que aún sigue en pie, y que se convirtió en la primera prueba de que podía construir un negocio sólido y sostenible.

De la industria aseguradora a la innovación automotriz


Con los años, el sector automotriz lo atrapó. Allí conoció de cerca los desafíos de los vendedores de autopartes en barrios como el 7 de Agosto y Puente Aranda. Negocios tradicionales que dependían del tráfico peatonal y que quedaban rezagados en la era digital.


“De ahí nació Autoparti. Una solución pensada para digitalizar la visibilidad de estos negocios y darles herramientas para crecer. Ayudar a los que trabajan conmigo, a mis clientes, a mi familia… ese propósito hace que el estrés y la ansiedad se disipen”, cuenta Leonardo con la serenidad de quien encontró un rumbo claro.


Mentores, impacto y aceleración


El camino, sin embargo, no lo recorrió solo. Mientras adelantaba su formación en el MBA, hizo parte de Impacta, la plataforma de emprendimiento sostenible de la Universidad Ean. A través de la fase de acompañamiento Crece, comprendió que un negocio no solo debe ser rentable, sino también generar impacto social.“Trabajar con mecánicos, talleres y vendedores informales es entrar a la economía de base de la pirámide. Impacta nos permitió ver cómo estructurar un modelo de sostenibilidad desde la justicia económica, no solo ambiental”, explica.


Esa misma lógica de compartir lo aprendido lo ha llevado a convertirse en mentor de emprendedores. “Me gusta responder las preguntas que yo tuve. Nadie aprende de experiencias ajenas, pero sí puede evitar errores comunes. Si alguien ya lo vivió, ¿por qué no conversar?”, dice convencido.


Balance, familia y liderazgo consciente


Hoy Leonardo dirige Autoparti con una certeza: la familia está primero. “El tiempo con mi esposa y mis hijos no es negociable. Emprender no significa estar pegado al computador 24/7. Mi hijo de 13 años ya se ha parado a hacer un pitch frente a 50 personas… la empresa puede ir y venir, pero la familia es lo que queda.”
Ese enfoque lo forjó un episodio difícil: un accidente familiar que casi le cuesta la vida y que le enseñó a valorar el presente. “Dejé de proyectarme en exceso al futuro. Hoy vivo con más calma y más gratitud”, confiesa.
 

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