La India: contrastes que enamoran y marcan
Dicen los mismos indios que “no visitas La India, sino que La India te visita”. Una verdad que pude corroborar durante mi paso de tres semanas por sus tierras; un lugar, según los turistas, que amas u odias… y a mí me enamoró.
Tuve la fortuna de conocer este país al ser invitada, como speaker por Colombia, al Women Economic Forum, donde compartí mi experiencia de éxito como latina, pero también como emprendedora de Geek Girls Latam, una organización y comunidad que promueve e impulsa el liderazgo de las mujeres para la economía digital, a través de un innovador y pionero modelo de empoderamiento.
El aprendizaje profesional fue increíble, pero el aprendizaje personal de mi paso por ese lugar será eterno.
Tenlo por seguro, si visitas La India será una experiencia de extremos. Por un lado, no puedes creer que conseguir tu visa sea un trámite a realizar por internet y que la posibilidad de estar en sus terrenos te llegue a través de respuesta electrónica. ¡De no creer!
“El aprendizaje profesional fue increíble, pero el aprendizaje personal de mi paso por la India será eterno”.
Una vez allí, te encuentras con un aeropuerto totalmente moderno que desentona con la precariedad de algunas zonas de sus ciudades.
Es un país de colores y de muchos sabores, de tradiciones, de paisajes y de mil y un contrastes. Un país en el que puedes divisar el Taj Mahal en medio de un escenario de pobreza. Un lugar en el que el caos, el tráfico y los cláxones de los vehículos se entremezclan con las sonrisas y la tranquilidad de las personas, quienes son capaces de transmitir una esencia tan especial que te lleva a ver la vida de una forma completamente diferente.
Sin embargo, y aunque lo intento, describir a La India no es del todo posible. Es una experiencia que hay que vivir; sí, La India se vive, no se cuenta. Recorrer sus calles, en las que de repente te puedes encontrar con uno que otro elefante, es entender que es posible un lugar en el que las religiones conviven con tranquilidad. ¡Es realmente gratificante conocer sus templos musulmanes e hindúes, ver cómo sus creyentes ingresan al lugar en el que creen, saberse diferentes entre unos y otros y aun así reconocerse y respetarse!
“En la India, en medio de la diversidad de religiones, se saben diferentes entre unos y otros y aun así se reconocen y respetan”.
La mujer, aunque sabe cuál es su papel en la sociedad, es hermosa, segura de sí misma, de su belleza, de su vestuario y se engalana con una altivez que encanta.
Y ni hablar de su gastronomía. Estar en La India y no probar sus platos es como no haber estado allí. El curry, condimento protagonista de sus banquetes, le pone una pizca de magia a cada sabor que de por sí ya es único. Tienen una comida basada en lo orgánico, lo cual la hace totalmente saludable.
No hay duda. Este viaje ha sido de los más significativos a nivel personal y profesional, pues tuve la oportunidad de llevar un mensaje a las mujeres que trabajan en ciencia y tecnología, para que se les reconozca, se les haga visibles y se conviertan en verdaderas role models de las próximas generaciones.
Compartir mi mensaje personal de querer formar seres humanos con un propósito de vida que les permita empoderarse y contribuir al mundo desde sus pasiones me hace pensar y creer que las fronteras solo existen en la mente y que es posible convivir en medio de la diferencia… tal como sucede en La India, donde en las diferencias se encuentra la magia de nuestra existencia.
