¿Hasta cuándo la guerra e inseguridad en Colombia?

Colombia está pasando por uno de sus momentos más críticos de violencia e inseguridad, la guerra no cesa y la Paz fue un proceso perdido echado a la borda, aunque soy optimista y pienso que podemos llegar a una paz estable y duradera como algunos países nórdicos.

El asalto a mano armada es uno de los robos más comunes en Bogotá y en toda Colombia, donde te interceptan con un cuchillo, muy parecido a los de carnicería, o con un arma de fuego, como me sucedió el fin de semana pasado que fui atracado con arma blanca por dos jóvenes en un BBC de Corferias, cuando me encontraba tomando una cerveza con una vieja amiga y celebrando que habíamos coincidido por cuestiones de trabajo.

La guerra ha sido el desayuno, el almuerzo y cena de muchos colombianos que viven en las zonas rurales del sur, nororiente y suroccidente del país.

Casos como el mío pasan a cada hora en Bogotá, arrebatando muchas vidas a veces, como la del joven Alejandro Cardozo, de 25 años, quien fue asesinado por tres sujetos que le propiciaron tres puñaladas en el pecho, cuando intentaron robarle su bicicleta en la calle 26 con avenida Boyacá.

Hechos que también me duelen son la muerte de cuatro menores de edad en el Chocó y la de otros dos jóvenes en Tibú, Norte de Santander, a quienes los masacraron y dejaron tirados en una vía rural por ajustes de cuentas, sin respetar los derechos humanos y el derecho a la vida.

La guerra ha sido el desayuno, el almuerzo y la cena de muchos colombianos que viven en las zonas rurales del sur, nororiente y suroccidente del país, quienes no tienen la paz y la seguridad que por derecho fundamental debemos tener todos en Colombia.

En recientes encuestas realizadas por Invamer, y junto con el Departamento de Planeación Nacional y Estadística – DANE en 2021, se refleja que el 96 % de los ciudadanos considera que la inseguridad ha empeorado en Bogotá. A nivel nacional, según Mobimetrics, una encuestadora móvil, se indica que el 45 % de los colombianos percibe un deterioro de la seguridad en sus ciudades, principalmente en los departamentos de Cundinamarca, Cauca, Norte de Santander y Valle del Cauca.

Para terminar, quiero decir que esto me parece una película: perdimos la humanidad. Ya para los maleantes no existe el temor ni el respeto a la vida, solo están por lo material, por el interés, lo que me lleva a hacerme una pregunta: ¿hasta cuándo la guerra e inseguridad en Colombia? Hasta que razonemos y elijamos de una vez por todas el buen camino del país, el dilema estará allí, pero por el momento, lo que sí pedimos todos los que vivimos en esta ciudad tan enorme, de un poco más de 10 millones de habitantes, es SEGURIDAD a gritos.