Como fenómeno masivo a nivel corporativo, la Responsabilidad Social Empresarial llegó con el cambio del milenio y se volvió un punto de encuentro entre diversos sectores y actividades productivas.
Si bien esta situación es positiva, ha venido dejando de lado la relación que debe existir entre el bienestar social y el cuidado ambiental, para pasar a una exaltación de las actividades en pro de las mejoras en calidad de vida de colaboradores o comunidades.
"La RSE ha venido dejando de lado la relación que debe existir entre el bienestar social y el cuidado ambiental."
Por ello, es común encontrar organizaciones dedicadas a conseguir recursos para mejorar las condiciones de vida de las comunidades o las personas, así como empresas dispuestas a realizar donaciones para escuelas o para personas en condición de vulnerabilidad. Sin duda, un gesto loable, pero por sí solo incompleto e insuficiente.
De esta forma, los informes de sostenibilidad de las empresas se llenan de acciones que, en algunos casos, son aisladas y terminan en acciones paternalistas que no contribuyen a la verdadera generación de valor social; frente a una opción de apoyo, debe confrontarse una posibilidad de inversión social rentable, por ejemplo.
"Frente a una opción de apoyo, debe confrontarse una posibilidad de inversión social rentable."
En cuanto a la acción con la comunidad, debe pensar en trabajarse con el ambiente... con el entorno. Por lo mismo, la labor de la educación es brindar de forma adecuada el conocimiento sobre el ambiente y las relaciones que hacen parte de él, reconocer al ser humano como una parte más del sistema complejo del ambiente y, por ende, hacer ver que una pieza fundamental de la Responsabilidad Social Empresarial es la relación del sector productivo con el ambiente.
La consigna: no se debe reducir a dos dimensiones (económica y ambiental) la sostenibilidad, ni se debe alejar de la responsabilidad social empresarial el tema ambiental, a riesgo de dejar la actividad a media marcha.
Una ñapa: una encuesta realizada en 34 países, en 2010 (Kelly Service), muestra que los colaboradores más jóvenes buscan la satisfacción emocional más que una buena remuneración y el 90% de personas tiende a elegir empresas que sean tanto éticas como socialmente responsables.
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