El periodismo cultural es un tema que se ha discutido desde hace varias décadas y qué mejor día para reflexionar sobre él que hoy, 9 de febrero, día en el que se conmemora la publicación del Papel Periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá, reconocido como el primer periódico de Colombia. Tal y como se vio con ese primer periódico, los procesos comunicativos en Colombia han cambiado drásticamente desde sus inicios, en 1791, pero esto no significa que sean menos valiosos o importantes.
Evidentemente ha evolucionado y de su mano también, la cultura y la forma en la que la sociedad consume contenido referente a ella. Antes, lo que se consideraba como periodismo cultural se basaba en publicaciones en medios tradicionales de críticas de diferentes artes, más clásicas que modernas por supuesto. Así lo afirma Omar Rincón, periodista y ensayista colombiano en temas de cultura mediática y periodismo, entretenimiento y comunicación política, “es un periodismo que no habla de la cultura en términos de lo que hace la cultura en la gente. No habla de la experiencia de vivir la cultura, no es un periodismo de degustación de las experiencias culturales, no amplía los objetos culturales sino se mantienen los clásicos”.
La falta de modelos de sostenibilidad económica y decisiones editoriales de grandes conglomerados dueños de medios han hecho que en los últimos años se cierren las redacciones de referentes culturales como la extinta revista Arcadia o Vice Colombia, entre otros. La falta de presencia de medios especializados en temas culturales se siente como si estuviéramos viviendo la desaparición paulatina del periodismo cultural.
Sin embargo, el periodismo cultural es dinámico, es resiliente y ha migrado casi por completo a plataformas y medios digitales. Este subcampo del periodismo ha perdido un poco su tinte académico, pero esto no es necesariamente malo, solo representa un cambio que atravesó el campo para que las personas se sientan más identificadas y cercanas a él. El cambio del lenguaje y del acceso a la información a logra difundir los mensajes a muchas más personas en todo el mundo, dando a conocer cada vez más este tema. Ejemplos de esto son medios como Cerosetenta, Directo Bogotá y Catarsis, todos medios con mayoritaria o exclusiva presencia digital y gestados desde universidades.
Lo que no ha variado es su objetivo de incentivar y facilitar el acceso al arte, las prácticas culturales y a otros objetos las industrias culturales y creativas. Ahora es mucho más común encontrar discusiones abiertas en temas culturales en las redes sociales, donde la difusión ya no se siente unidireccional, del medio dueño del conocimiento a una audiencia amplia, sino bidireccional, en donde los medios le hablan con audiencias específicas y delimitadas.
El periodismo cultural no ha desaparecido, solo ha cambiado sus formatos, su alcance y su planteamiento.
Hablando de la cobertura que se da en los medios tradicionales, es muy raro encontrar que haya un apartado cultural independiente, lo que se ve realmente es un apartado de entretenimiento. Esta “separación”, que realmente es solo por nombre, puede ser el obstáculo principal para la calificación de contenidos como periodismo cultural dentro de nuestra sociedad actual, que no conoce a profundidad el termino de cultura y todas las aristas que puede tener.
Hoy en día, según Omar Rincón, vivimos en una “Coolture, la cultura de lo cool donde el entretenimiento es un valor más de la cultura”. A su vez, Rincón considera que el entretenimiento es el nuevo campo de acción de este periodismo, algo que está respaldado por diversos gestores culturales. Por su parte la directora de comunicaciones de Straversa, Luna Palomá, asegura que, sobre el entretenimiento y la cultura, “en el imaginario colectivo se separan, pero en realidad todo hace parte de cultura”. Diferentes medios de comunicación han comenzado a repensar límites entre estas dos ideas, por ejemplo la sección de cultura de Noticias RTVC, un espacio que usa el entretenimiento como un filtro, un ángulo, para entender la cultura.
Lo importante para la supervivencia de este subcampo del periodismo, es que haya una alineación entre comunicadores, gestores y consumidores de contenidos de modo que se promueva el desarrollo social y del sector. Para ello hay diversas organizaciones que estimulan la generación de estos contenidos periodísticos como la Beca Gabriel García Márquez de Periodismo Cultural otorgada por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano -FNPI-, y el Ministerio de Cultura de Colombia.
Vale la pena resaltar estas labores que no solo enriquecen a nuestra comunidad, sino que nos permiten conectarnos con el resto del país y del mundo. Estamos en plena era digital, donde estas herramientas deberían motivar la divulgación de contenidos culturales para facilitar el acceso a estos conocimientos tan valiosos e inmateriales de nuestra comunidad.
Laura Sofía Hernández es periodista de Catarsis y estudiante de Lenguas modernas y Comunicación en la Universidad Ean.
