Yo no era emprendedor

Mi nombre es William Hernández. Nací en Mariquita (Tolima) y pasé toda mi adolescencia en La Dorada (Caldas). Mi vida como emprendedor empezó realmente cuando llegué a Bogotá. Mi primer contacto con el emprendimiento fue la Universidad Ean, un lugar distinto, confortable, admirable por su fachada y, sobre todo, donde se respira aire empresarial.

¡La vida es todo un emprendimiento! Caí en cuenta de eso cuando por primera vez monté en Transmilenio, todo un reto en esta gran ciudad; sí, llevó tiempo acostumbrarme, pero luego se convirtió en otra destreza. Empecé a calcular mejor las distancias y noté que, además de los problemas del sistema como tal, había uno que era originado por la mayoría de usuarios: el mal humor. Así que tuve un impulso emprendedor de tomar el bus de manera diferente: sonriendo.

Tiempo después, emprendí un proyecto con AIESEC (capítulo Ean), una organización de jóvenes que forma líderes sociales para impactar a Colombia y a 125 países más donde hace presencia. Visualicé, entonces, que para generar un gran impacto en la sociedad debes empezar por ti mismo. Decidí cambiar lo que escuchaba, lo que leía y con quien me asociaba. A pesar de que fue una experiencia corta, aprendí a desenvolverme en varias áreas empresariales que me acercaron cada vez más a la esencia del emprendimiento.

Finalmente, llegó un gran sueño personal en el que estoy trabajando. Yo creo que eso es lo que lo hace a uno emprender: tener un sueño tan grande que puedas cambiar tu vida con él. Conocí un sistema educativo emprendedor que me cambió la forma de pensar y de actuar.

Hoy, gracias a ese sistema, he logrado hacer cosas que antes no hubiera imaginado. Desarrollé habilidades que, a decir verdad, me llevaron a la siguiente conclusión: si quieres vivir diferente, no puedes pensar que haciendo lo que la mayoría de la gente hace lo vas a lograr. Tienes que hacer un esfuerzo extra, tener una mejor actitud, usar un lenguaje distinto… tienes que EMPRENDER.