Nathalia Velasco, nieta de una campesina colombiana, aprendió a amar y a conectarse con la tierra y con el arte desde muy niña. Esta fue la mezcla perfecta para que años más tarde se convirtiera en emprendedora y fundadora de Simoné, una organización que diseña y ejecuta experiencias creativas que favorecen el bienestar, la creatividad y la transformación social de familias, empresas y comunidades.
La eanista y su equipo, conformado por artistas, se valen de las artes plásticas, la naturaleza y las actividades de expresión corporal para crear celebraciones y talleres personalizados de acuerdo con las necesidades y los objetivos de los usuarios. Esta metodología ha atraído no solo a familias que quieren celebrar una fecha especial, sino a organizaciones que trabajan con personas de diversas edades, etapas de aprendizaje y condiciones cognitivas.
Entre sus diseños más populares está la construcción de un expreso de 16 metros, por medio del cual el departamento de educación de la Fundación Santa Fe les enseñó a los pacientes y a sus familias cuáles son las enfermedades más comunes que sufren las personas y cómo prevenirlas. El expreso era llamativo, pedagógico e intuitivo, niños y adultos tocaron con sus propias manos una réplica que emulaba la textura del cerebro humano y se fueron a casa con experimentos que imitaban el funcionamiento de los pulmones.
También, han trabajado con adultos mayores, como la vez que desarrollaron un taller de huertas y mini terrarios para mujeres de la tercera edad que visitaban constantemente un reconocido centro comercial de Bogotá. La versatilidad es una de las palabras que mejor define a Simoné.
“Diseñamos proyectos bajo tres líneas enfocadas en la educación, en actividas lúdicas y en el bienestar organizacional. Por eso hemos trabajado tanto con empresas del sector industrial, como con fundaciones que tienen niños con baja autoestima y que han sufrido algún tipo de violencia, o niños agresivos que después de los talleres mejoran la comunicación con sus papás y sus docentes”, asegura Nathalia y sostiene que el éxito de su emprendimiento radica en que las experiencias ponen en acción los sentidos y así las personas viven una catarsis.
Ella ingresó a la Carrera en Estudios y Gestión Cultural de la Universidad Ean con la firme convicción de aprender lo que se necesita para administrar una empresa cultural, un enfoque que no encontró en ningún otro programa y que abrió su perspectiva sobre el potencial de emprender a través del arte. Así, le dio rienda suelta a su talento como artista y como una líder que hace realidad lo que para muchos vive solo en la imaginación.
Actualmente, su talento no solo brilla a través de Simoné, sino que adorna la ciudad de Bogotá. Ella es la artista detrás de las ilustraciones del primer cerramiento educativo y sonoro de la ciudad, ubicado sobre la carrera 11 entre calles 78 y 79.
Así como la influencia de su abuela –una mujer rural que levantó su propia huerta en Bogotá – fue decisiva para alcanzar el éxito profesional, Nathalia quiere demostrar que, al reconectarnos con la naturaleza, la música y la creatividad, podremos afrontar mejor los retos y construir una mejor sociedad.
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