Por accidente, o tal vez por cosas del destino, Juliana Arias y su familia convirtieron una caja de tomates en un emprendimiento que hoy en día es una opción de vida para ella y su novio Rodrigo Barbagelata, estudiantes de la maestría en Creación y Dirección de Empresas. Juntos crearon Macarito, una empresa que se dedica a producir y vender frutos deshidratados al sol bajo un modelo de negocio sostenible.
Desde una finca en Tinjacá, esta familia elabora los productos de su marca que empezó a abrirse paso en el mercado en 2015. “Macarito es la primera empresa en Colombia en deshidratar frutos al sol a gran escala. Trabajamos con las familias campesinas de la zona y usamos exclusivamente frutos colombianos”, asegura Rodrigo.
De acuerdo con Juliana y Rodrigo, el objetivo de Macarito es cambiar la vida de las familias que trabajan con ellos en Boyacá, mientras cautivan a sus clientes con sus snacks naturales.
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