Los retos profesionales de la nueva realidad

Es muy frecuente escuchar y leer en distintos medios expresiones que hacen referencia a la crisis actual derivada de la COVID-19, lo que nos lleva a reflexionar sobre las nuevas maneras de vivir. Es entonces indispensable para nosotros como academia encaminar este discurso hacia una propuesta de identificación de aquellas habilidades que ahora deben apropiar los profesionales, para abordar la nueva realidad que estamos afrontando.

Vale la pena indicar que la construcción de un perfil profesional es, en esencia, una labor compleja, única y maravillosa que se nutre de diferentes fuentes: creando, desarrollando y potencializando diferentes competencias, rasgos, habilidades y características que le permiten al graduado afrontar de mejor manera su vida en el campo profesional. De este modo, considero importante resaltar las siguientes afirmaciones:

•    Es imperativo reconocer la importancia de la educación y, sobre todo, hacerlo de manera constante; no solamente por un título profesional, sino tener perspectivas hacia el desarrollo de un posgrado. Asimismo, es indispensable que el profesional considere necesario reforzar su título con distintas certificaciones en áreas, actividades o herramientas específicas; tal es el caso del manejo de las TIC, ofimática, aplicativos específicos, plataformas de servicios en la nube, análisis de datos, machine learning, conocimientos básicos en programación, inteligencia artificial y automatización de procesos, entre otras. Siempre en contexto y con posibilidades relacionadas a su campo profesional.

•    Las instituciones educativas, buscando ofrecer elementos objetivos que amplíen la visión de sus estudiantes, desarrollan constantemente sus redes de trabajo regional y global, ofreciendo a los futuros profesionales oportunidades de intercambios, prácticas y experiencias en universidades extranjeras, facilitando un elemento indispensable: el conocimiento de otros entornos y culturas. En parte, lo anterior permite integrar al discurso un factor clave en el perfil profesional en el contexto vigente: las competencias en el dominio de una segunda lengua; para nuestro entorno cercano, vale la pena destacar el inglés como referencia de primera mano. Siempre dependerá del proyecto que el profesional desee emprender, ya que existen otras lenguas que están tomando mucha fuerza dadas las nuevas relaciones socioeconómicas.

•    En términos personales, el profesional que desee adaptarse de mejor manera a la nueva realidad debe contar con fortalezas en términos de identificación y solución de problemas de manera innovadora y creativa; adaptabilidad, resiliencia y actitud positiva frente al cambio, así como frente al entorno y sus diferentes formas de trabajo impulsadas siempre por la perseverancia y la disciplina. Trabajando desde distintos ámbitos, es fundamental el constante desarrollo de habilidades personales, competencias en comunicación verbal y no verbal, inteligencia emocional, empatía, trabajo en equipo, presentación personal y gestión de las relaciones para el crecimiento.

Es importante tener una adecuada construcción del criterio propio, basado en conocimientos sólidos y un pensamiento crítico. Es comprensible que la disponibilidad de tiempo en un mundo tan agitado es cada vez menor, sin embargo, es recomendable que el profesional en formación integre experiencia laboral a medida que construye su perfil, ya sea por iniciativa propia o en el desarrollo de prácticas profesionales facilitadas por su universidad. Cada quien a su ritmo y dentro de sus posibilidades.

•    Finalmente, es importante incluir e incentivar el desarrollo de competencias hacia la identificación e implementación de ideas de negocio. Estas se han convertido también en un elemento esencial dentro del campo de acción de los profesionales.

Una de las enseñanzas más grandes que nos está dejando la crisis es el constante e innegable cambio, por lo tanto, la necesidad de ser cada vez más adaptables y resilientes es lo que nos hará más aptos en la identificación de nuevas maneras de desarrollar nuestra razón de ser, dejando un poco de lado el anhelo de retornar a la normalidad. Es momento de entender que estamos viviendo y creando nuevas formas de vida.