Esta colombiana convierte bolsas plásticas en objetos de diseño y lidera un modelo de economía circular

Lo que comenzó con una inversión de 10.000 pesos hoy factura cerca de USD 30.000 al año. Así es Círcula, el emprendimiento social que transforma residuos en diseño sostenible y dignifica el trabajo de recicladoras.

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En Bogotá, Catalina Londoño dirige un proyecto que une creatividad, sostenibilidad y propósito. Círcula, su laboratorio de diseño, transforma plásticos flexibles como bolsas y empaques en objetos de uso diario con valor estético y ambiental. Detrás del modelo, hay una visión clara: convertir los residuos en oportunidades y aportar a la economía circular en Colombia desde un enfoque social.


En 2017, Catalina regresó a Colombia después de vivir varios años en Buenos Aires. Mientras recorría la quebrada Las Delicias, en Bogotá, notó la contaminación que la rodeaba. Un día decidió limpiar el lugar. “Llené varias bolsas creyendo que había hecho algo significativo. Pero al agacharme vi todo lo que no había notado. Supe que tenía que hacer algo más”, recuerda.

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Así nació una idea que con el tiempo se convirtió en empresa: crear productos funcionales y sostenibles a partir de residuos, incorporando diseño, creatividad y una cadena de producción con impacto social.


De la sala de su casa a un modelo de negocio escalable

Con una plancha, tijeras, bolsas plásticas y mucha experimentación, Catalina comenzó a desarrollar prototipos en la sala de su casa. Cada mañana montaba su taller y cada noche lo desmontaba. Durante dos años trabajó sola: recolectaba, clasificaba, cosía y probaba sin parar. “Empecé con lo mínimo, pero con una misión clara. Hoy tengo un equipo de mujeres y alcanzamos una producción mensual que va desde las 400 hasta las 2.000 unidades”, asegura.

Círcula opera bajo un modelo mixto que involucra tanto empresas como consumidores. En su línea B2B, transforma residuos postindustriales en productos diseñados a la medida de campañas o necesidades corporativas. En la línea B2C, trabaja con materiales recolectados por recicladoras de oficio y usuarios finales. Entre sus productos se encuentran billeteras, cosmetiqueras, bolsos tipo tote, carteras tipo sobre, canguros, cartucheras, riñoneras, monederos y otros accesorios de uso cotidiano. Todos tienen un punto en común: están elaborados con plásticos flexibles reutilizados y responden a una propuesta de diseño funcional con enfoque sostenible.


Dignidad para quienes reciclan


Uno de los diferenciales del emprendimiento es su enfoque social. Catalina trabaja con mujeres recicladoras de oficio, muchas de ellas mayores, a quienes capacita e incluye en procesos productivos. “No queremos que solo recojan residuos, sino que participen en su transformación. Eso les permite acceder a ingresos más dignos y a nuevas oportunidades”, explica.


Con esta estrategia, Círcula no solo genera productos sostenibles, sino que dignifica el oficio del reciclaje e impulsa la equidad de género dentro de su operación. La propuesta de valor de Círcula ha llamado la atención de empresas y aliados estratégicos. El emprendimiento ha sido invitado a eventos como la inauguración de la planta de reciclaje de Sentia, y ha aparecido en medios de comunicación por su enfoque de innovación en reciclaje y su capacidad para integrar sostenibilidad con diseño.

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Catalina destaca que, más allá del producto final, el diferencial está en la visión: “Nosotros demostramos que los residuos no son basura, sino materiales con potencial de transformación. El diseño es el puente entre lo que se desecha y lo que se valora”.


De Impacta a Tángara: el respaldo de la Universidad Ean


En su crecimiento, la Universidad Ean ha sido un aliado clave. Catalina se conectó con la institución a través de una convocatoria junto a Residuo Cero. Más adelante, fue seleccionada para participar en Tángara, el programa de aceleración de emprendimientos sostenibles de Ean Impacta.


“El programa fue un punto de inflexión. Me ayudó a aterrizar el modelo de negocio, tomar decisiones estratégicas y entender que no estoy sola: hay una red de emprendedores comprometidos con el cambio climático y el impacto social”, asegura.


Un mensaje desde la experiencia: emprender con misión


Catalina resume su camino con una reflexión para quienes desean emprender: “Tener algo propio es retador, pero también profundamente transformador. Cuando un emprendimiento nace de una misión, no solo resuelve un problema económico, también aporta a la sociedad y al planeta”.


Hoy, Círcula representa una propuesta de emprendimiento social en Colombia que demuestra que es posible crecer, innovar y generar impacto positivo desde lo local. Lo que empezó con 10.000 pesos y una bolsa de basura, hoy es una empresa con propósito, visión de futuro y un lugar en la conversación sobre sostenibilidad y economía circular en el país.
 

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