Lejos del caos de la ciudad, donde el silencio, la calma y el aire puro hacen parte de lo natural, se encuentra Monquentiva, una vereda anexa a la alcaldía de Guatavita que se está convirtiendo en un caso de éxito para la Universidad Ean y su comunidad.
Este lugar, ubicado a dos horas de Bogotá, es la cuna de ‘Calor de hogar’, una iniciativa institucional liderada por David Felipe Rodríguez, estudiante de Ingeniería en Energías, cuyo objetivo es promover el uso eficiente de la energía como foco de desarrollo sostenible para una comunidad campesina.
Habitada por menos de 100 personas, esta vereda presenta temperaturas muy bajas. “De noche el frío es insoportable, pero hemos tenido que acostumbrarnos”, cuenta Jairo Díaz Jiménez, un campesino de la vereda que se ha beneficiado con el proyecto que, en su fase inicial, está elevando la temperatura de los hogares mediante un sistema de calefacción que aprovecha la energía solar. Su casa se le conoce como “La casa de la piedra”, debido a que la construyó sobre la base de una gigantesca roca plana.
Gracias al proyecto, don Jairo, junto con algunos estudiantes de Ingeniería en Energías de la Universidad Ean, quienes están aplicando los conocimientos adquiridos en clase, fue el primero en construir una marquesina que le ayudó a calentar una pared de su casa, afectada por la humedad. En otra, planea construir un muro trombe para aprovechar los rayos del sol y así mitigar las gélidas y lluviosas noches. “Estamos muy contentos porque nuestras vidas están cambiando”, afirma.
Un brazo extendido del Ean Legacy
Acorde con su filosofía institucional, la Universidad Ean donó a la comunidad las ventanas con las que se levantan los muros y marquesinas de ‘Calor de hogar’. Estas formaban parte del antiguo edificio del Colegio Alvernia, demolido recientemente para dar inicio a la construcción del edificio Ean Legacy, un hito en arquitectura sostenible en el país, inspirado en la filosofía Cradle-to-Cradle® o C2C (de la cuna a la cuna), una corriente del diseño que optimiza las edificaciones, favoreciendo la salud humana, la productividad de los espacios y el medio ambiente.
Así mismo es, por oposición a “Cradle to Grave” (de la cuna a la tumba), una manera de idear, diseñar y producir de forma que los elementos que componen los productos puedan ser debidamente analizados y plenamente reaprovechados. Y esto último, precisamente, es la justificación de la donación de los vidrios a los habitantes de Monquentiva: la reutilización desde el momento cero.
“La casa de don Jairo es apenas una de las 19 viviendas que estamos interviniendo”, explica David Rodríguez, para quien la instalación de las marquesinas y los muros trombe no se necesita un gran conocimiento en construcción.
En el caso de estos últimos, se componen de una base elaborada con materiales como piedras volcánicas, hormigón y un vidrio que se ubica a 70° de inclinación para acumular calor.
“Los rayos de sol atraviesan la lámina; esta conserva la temperatura y, a su vez, la emana hacia los demás materiales de la vivienda que conservan calor, a través de un simple sistema de tuberías. En promedio, cada hogar aumenta la sensación térmica entre 5°C y 10°C (el promedio de temperatura allí oscila entre 2°C y 10°C)”, sostiene Rodríguez.
“Este es un ejercicio en donde los integrantes han trabajado bajo un modelo de aprendizaje por retos. Los jóvenes llevan al terreno real lo que han aprendido en las aulas. En este proyecto no hay límites y lo estamos demostrando”, manifiesta el Dr. Rubén Darío Gómez, rector de la Universidad Ean.
Para José Dagoberto Ortiz, docente del programa de Ingeniería en Energías y quien apoya el desarrollo del proyecto, “esta iniciativa nació de los alumnos, lo cual la hace más meritoria”.
De las aulas al campo
El proyecto ‘Calor de hogar’ va más allá de la construcción de los muros trombe y las marquesinas. De acuerdo con David Rodríguez, la iniciativa también espera involucrar a estudiantes de otros programas y conectar a la comunidad con emprendimientos sostenibles para que pueda hacer la transición a una actividad económica diferente a la ganadería.
Esto, debido a que la Corte Constitucional expidió en 2015 la Ley 1753, la cual reza en su artículo 173 que “en las áreas delimitadas como páramos no se podrán adelantar actividades agropecuarias ni de exploración o explotación de recursos naturales no renovables, ni construcción de refinerías de hidrocarburos”.
“Estamos destruyendo el planeta. Por eso, desde nuestros conocimientos, debemos preparar a las próximas generaciones para el futuro. Solo se necesita que una gran idea se ejecute bien, para cambiar la realidad de esta comunidad y muchas otras”, cuenta Herbert Perico, presidente de la Sala General de la Universidad Ean y quien invitó a David a conocer Monquentiva.
Por ahora, queda mucho camino por recorrer, tanto para los estudiantes Eanistas como para la población de Monquentiva en la implementación de este plan, ya que todos los integrantes del proyecto esperan que sus habitantes puedan permanecer en el campo. “Estas tierras son nuestra lucha, no me imagino viviendo en una ciudad. Así que vamos a seguir trabajando”, concluye don Jairo.
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