La Unión Europea: 70 años desdibujando fronteras para la paz y la prosperidad
“Las fronteras son (…) cicatrices de la historia. La genialidad de la idea de integración europea consistió en decir: vamos a dejar de luchar por el lugar en el que colocamos las fronteras y en lugar de ello vamos a hacer lo posible por convertirlas en algo irrelevante": Josep Borrell Fontelles, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad con ocasión del Día de Europa 2020.
Hace 70 años inició el proyecto político, económico y social más exitoso de los últimos tiempos. Sin ánimo de ser perfecto, ha sido un proceso gradual que ha ido abordando los desafíos de la época, logrando hoy una estructura relevante en el mapa geopolítico del mundo moderno. Fue el resultado de un siglo que comenzó con las convulsiones propias de la guerra, las dictaduras, el holocausto y especialmente de las fronteras, no sólo geográficas sino ideológicas. La paz y la reconstrucción económica fueron los principales motores de la integración más diversa y multicultural de la historia reciente.
Con la declaración de Schuman emergió una nueva visión de sociedad, prosperidad e igualdad de oportunidades. Se ha consolidado como un actor cohesionado en defensa de los derechos humanos a nivel mundial y, más recientemente, como el continente con el mayor compromiso frente a la acción climática y el crecimiento verde. Representa la bandera de las libertades y la fraternidad, de la coexistencia y enriquecimiento mutuo en medio de la diferencia. Ha ido abordando retos particulares como las migraciones o la pandemia que vivimos todos en la actualidad, poniendo a prueba esas fronteras que con tanto esmero se habían logrado desdibujar.
Al margen de los hechos más recientes, la libertad de locomoción ha sido un elemento fundamental para materializar la interacción, el crecimiento económico y la riqueza multicultural e intelectual. La libre movilidad de personas ha tenido un impacto significativo en el sistema educativo europeo, consolidándose en los últimos 30 años por medio del programa Erasmus +, el cual posibilita la interacción y movilidad estudiantil e investigadores, así como la financiación de proyectos. Erasmus + ha sido una exitosa estrategia de cooperación que ha impulsado el reconocimiento mutuo de cualificaciones y habilidades; el acceso abierto de datos y resultados de investigación; la internacionalización del currículo, y el multilingüismo.
En el campo de la investigación, Colombia ha conseguido integrarse a más de 30 consorcios de instituciones europeas a través de Horizonte2020, un programa abierto que ha puesto en marcha importantes proyectos de investigación aplicada. Recientemente, las alianzas para la investigación tienen múltiples puentes abiertos al sistema de innovación e investigación europeos por medio de Euraxess, un portal que visibiliza las oportunidades de financiación de proyectos internacionales y la movilidad para investigadores y emprendedores de todo el mundo.
Otra de las decisiones más contundentes que vale la pena resaltar es el Pacto Verde Europeo, una robusta hoja de ruta que busca dotar a la Unión Europea de una economía sostenible, así como lograr la ambiciosa meta de ser neutral en carbono para el 2050. Son muchos los instrumentos para impulsar un uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía limpia y circular, así como un decidido compromiso con la restauración de la biodiversidad y reducción de la contaminación. Han construido una estructura de gobernanza y cooperación como mapa de navegación para conseguir la transición de 27 países hacia la sostenibilidad, priorizando la conservación de un planeta sano y el tránsito exitoso a una nueva era digital.
"El acto más solidario y de especial importancia política para la reconstrucción del tejido social territorial ha sido el apoyo al Acuerdo de Paz, materializándose con el Fondo Europeo para la Paz".
La delegación diplomática europea acreditada en Colombia define a la Unión Europea como ejemplo de liderazgo, paz, sostenibilidad, innovación, equidad, cooperación y compromiso. Y esto ha sido posible gracias a la coherencia: sus valores se alinean directamente con las prioridades de su presupuesto. Dentro de los ámbitos financiados en el último cuatrienio, se destacan especialmente los rubros destinados al crecimiento sostenible (39 %, del cual el 21 % prioriza la acción climática) y la cohesión económica, social y territorial (34 %).
Todos estos valores cobran un significado superior cuando se traducen en acciones contundentes que no sólo han impactado a sus estados miembros, sino a muchos países que, como Colombia, han contado con el decidido apoyo de la Unión Europea en iniciativas para promover la igualdad y el empoderamiento de la mujer, como lo es la campaña #IgualdadEs y ENDEMA, la Escuela de Desaprendizaje del machismo que fue lanzada recientemente en alianza con la Universidad Ean.
El acto más solidario y de especial importancia política para la reconstrucción del tejido social territorial ha sido el apoyo al Acuerdo de Paz, materializándose con el Fondo Europeo para la Paz, que desde 2016 cuenta con 121,6 millones de euros en aportes y se consolida como un mecanismo de cooperación y diplomacia sin precedentes.
La contribución para la construcción de memoria histórica, la reconciliación, la inclusión y la productividad sostenible son sin duda la huella más importante de la cooperación europea en nuestro país y la transferencia de los valores que hoy celebramos. Cobran así sentido las palabras de una de las arquitectas del proyecto europeo, sobreviviente de Auschwitz, feminista y libertaria: Simone Veil, la primera presidenta del Parlamento Europeo: “A pesar de un destino difícil, soy, sigo siendo una optimista. La vida me ha enseñado que, con el tiempo, el progreso vence siempre. Es largo, es lento, pero en definitiva, en él confío”.
Feliz #DíaDeEuropa.
