

Se acerca el Día sin Carro y con él la oportunidad de sensibilizar a miles de bogotanos para que disfruten las bondades de la movilidad en bicicleta. Es un propósito noble; sin embargo, algo inocente. Si alguno de ustedes se ha desplazado alguna vez por las ciclorrutas de la ciudad, habrá notado que se produce la misma adrenalina que al montarse en una montaña rusa… pero no por el vértigo, sino por la sensación de peligro constante que nos rodea al transitar por las vías capitalinas.
Lo curioso es que la inseguridad a la que me refiero no es solamente por los amigos de lo ajeno, es por nuestros compañeros de ruta, los afamados ciclistas urbanos.
De algún modo, alguien les ha hecho creer a nuestros ‘llaneros’ de la vía que su aporte ambiental los legitima “para matar”. ¡Es como si por reciclar nos dieran permiso de salir a patear perritos!
Así que si decide usar la ciclorruta, prepárese para convivir con un sinnúmero de especies, que incluyen:
Amigos ciclistas urbanos, celebramos su aporte al medio ambiente, pero entiendan que el heroísmo no solo viene de su medio de transporte, sino de su actitud en la vía. La sostenibilidad es tan ambiental como humana y no sirve de nada borrar con las llantas lo que se hace con los pies.
Desde este Día sin Carro, ejercitemos el espíritu emprendedor y ayudemos a cultivar la cultura ciudadana que tanta falta nos hace.
Con acreditación Institucional de Alta Calidad
Res. Nº 29499 del Mineducación 29/12/17, Vigencia 28/12/21