Mujeres indígenas ‘tejen’ calidad de vida gracias a un Eanista
Agosto 21, 2018
Jarrones, collares, pulseras y bandejas, elaborados a mano por 32 mujeres de la comunidad indígena Wounaan Nonam (Chocó), fueron los protagonistas de la muestra artesanal que tuvo lugar en la Universidad Ean, el pasado 18 de agosto. La pasión por promover las causas sociales que generen un impacto positivo en la sociedad fue el motor que llevó a Andrés Reyes Ardila, estudiante de la maestría en Gerencia Estratégica del Diseño, a realizar este encuentro cultural.
El entusiasmo que mostraban las artesanas al querer vender sus productos y su deseo de convertirse en una fuente de ingreso adicional en sus familias fueron aspectos que impulsaron a Reyes a desarrollar este proyecto, que ha sido la base de su trabajo de grado y ha promovido la aplicación de la innovación social para mejorar la calidad de vida de comunidades que residen en zonas apartadas del país o que han sido golpeadas por la violencia.
En 2003, a causa del conflicto armado, estas mujeres artesanas llegaron a la capital, trayendo consigo sus creencias y el conocimiento ancestral que se ha transmitido en su pueblo de generación en generación, el cual han plasmado en tejidos a base de fibra de la palma de werregue.
“Aunque la mayoría de las mujeres de la comunidad sabía tejer, no tenía el conocimiento suficiente para comercializar sus productos correctamente”, confesó Bernalicia Ismare, líder de esta comunidad indígena. En este momento, la ayuda de Andrés constituyó el factor clave que permitió transformar su modelo de emprendimiento en una microempresa.
“Durante el desarrollo de mi maestría evidencié que muchas personas tienen la motivación por salir adelante, solo les hace falta un ‘empujón’ para lograrlo. Mi propósito es aportar un granito de arena para que el sueño de más emprendedores rurales se haga realidad”, expresó el Eanista.
“Nosotras ya elaborábamos estos productos cuando estábamos en nuestro territorio, pero lo que hacíamos solo se destinaba a uso doméstico”, manifestó Bernalicia. En efecto, por medio de sesiones de capacitación y exhibición, Andrés guió a estas artesanas hacia la definición de un modelo de negocio, en el que se reconoce el verdadero valor cultural y comercial de sus productos.
“Así como nosotras lo hicimos, muchas otras mujeres solo deben organizarse y buscar el apoyo necesario para poder salir adelante. Todas tenemos el potencial necesario para demostrarle al mundo que podemos superar todo tipo de adversidades y cumplir nuestros sueños”, concluyó esta líder indígena.
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