Moisés Medrano es caribeño de Cartagena. En su trayectoria profesional se ha desempeñado como educador, es doctor en Ciencias de la Educación de la Universidad de Cartagena con especialidad en Sociología de la Educación. De igual manera, fue formado en Cooperación internacional y desarrollo en la Universidad Externado, fue director de Poblaciones del Ministerio de Cultura de 2009 a 2018, entre muchos otros estudios y méritos.
Actualmente se desempeña como Asesor del instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena-.IPCC y es responsable de la Cartografía cultural de Cartagena y del programa de formación en Derechos culturales y buen gobierno.
Entrevista:
Para iniciar queremos resaltar la importancia del reconocimiento a la diversidad y por ello queremos saber ¿cuál es la diferencia entre comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras? Ya que es bien sabido que existe un imaginario de que las comunidades afro son homogéneas y se desconoce cómo se conforman.
Respecto a las comunidades negras no existe solo desconocimiento, sino una dificultad para enunciar quiénes somos sus miembros. Creo que los etnónimos, lo que hacen en el fondo es establecer algunos factores asociados con el origen geográfico y también hacen referencia a elementos de índole histórica, antropológica y sociológica. Por ejemplo, las comunidades Palenqueras y Raizales tienen sus propias lenguas criollas, que son un factor identitario muy fuerte y un símbolo de resistencia. En el caso de Palenque, es patrimonio de la humanidad y es el ombligo de África en América, esto tiene todo tipo de implicaciones culturales.
Un aspecto que vale la pena resaltar es que se debe encontrar un equilibrio entre el interés en la diversidad y el lugar que realmente tienen las comunidades afrodescendientes en la sociedad colombiana. Lo mismo sucede con los indígenas, a las personas solo les interesan
el día que se conmemoran y mientras tanto las comunidades están siendo desplazadas en el Alto Baudó. Para diferenciar a alguien de una comunidad negra tenemos 365 días en el año, tenemos programas de doctorado que investigan el tema, tenemos la enciclopedia de la UNESCO sobre la historia general de África. Tenemos la necesidad de ir desmitificando el tema y una manera de hacerlo es trabajarlo más de una vez al año.
Sabemos que la diversidad y todas sus expresiones son fundamentales para construir tejido social. En ese orden de ideas, ¿cuál es la importancia de conservar la cultura e historia de la población afrocolombiana?
Es una obligación ética, ya que estamos hablando de un colectivo que históricamente fue sometido de manera lamentable a un proceso de esclavización -no de esclavitud- y que se ha relacionado con la sociedad a través de este hecho, lo que ha generado un manto de invisibilidad sobre este y hace que sea necesario estudiarlo.
Ahora bien, existió un movimiento en la historia que surgió en la India en la década de los 80, La Escuela de los Subalternos, que generó un debate y abrió la posibilidad de que los pueblos, cuya historia siempre fue narrada por “los otros”, pudieran construir su propia voz. La tecnología ha hecho posible que la historia sea contada por los mismos sujetos. Es necesario profundizar en la interesante pregunta de “¿quiénes somos?” Antes se carecía de un sujeto negro como sujeto histórico, no existía la voz de una mujer negra o de un hombre negro que tuvieran un lugar para contar su historia, pero esto se ha venido cambiando poco a poco.
¿Qué puede decir sobre la situación de Colombia en materia de igualdad de oportunidades para las comunidades afrocolombianas?
Creo que la Constitución de 1991 es un hito muy importante, es una Constitución joven que tiene muchos asuntos que no se han podido profundizar. Particularmente me gusta el Artículo 7 que dice que el Estado reconoce la diversidad étnica y cultural; entonces ahí se tiene un campo de acción, de gestión y de conocimiento que debe ser desarrollado. Pero insisto, no se puede tener un desarrollo y acercamiento sistemático a las comunidades negras si solo tenemos interés en lo que pasa con estas una vez al año.
Hay que tener presente que están asesinando líderes sociales en Colombia. Muchos de estos son promotores de los derechos humanos y defensores de los territorios de las comunidades Negras, Raizales, Afrocolombianas y Palenqueras, entonces ahí hay un foco de análisis que no se puede perder de vista ¿cómo hacemos para que las muertes de los líderes de las comunidades negras no se vuelvan un número más o una anécdota más?
¿Considera que existe una carga peyorativa en los imaginarios de la población colombiana alrededor de las comunidades que se han venido mencionando?
Hay un asunto que debe mencionarse y es que si bien África es un referente importante para las comunidades negras, todavía se sigue pensando que África es un
país y se asocia con los estereotipos, el Animal Print, las cebras y los leones. Siempre se tienen los mismos referentes y preconcepciones y esto habla muy mal de una sociedad que tiene muy pocas referencias para conectarse con un grupo y que no permite tener un acercamiento real.
Esto es notorio cuando nosotros entramos a un aeropuerto o a un lugar donde la población no es mayoritariamente afro y emergen una serie de preconceptos lamentables y la televisión no ayuda, los periódicos no ayudan, así hagan el premio del afro del año porque siempre caen en preconceptos.
¿Cree que lo anterior se relaciona con el proceso de colonización europeo que impuso una corriente de pensamiento occidental compuesta por religión, propiedad privada, roles de género, entre otras?
Creo que el colonialismo sigue más vivo que nunca, está vivo en las películas, en las series de televisión y hasta en las maneras en las que se administra la crisis del Coronavirus. El patriarcado y el racismo están vivos y establecen diversos relacionamientos sociales; pero no solo están vivos, sino que la gente se siente con licencia para expresarlos con libertad y no se entiende el alcance de categorizar a las personas con una mirada que subordina.
¿Cree que la estigmatización de las costumbres tradicionales afro las afecta?
Yo veo las prácticas culturales tradicionales como un ejercicio de resistencia. Por ejemplo, existe la Asociación de Parteras Unidas del Pacífico (ASOPARUPA) que tiene 27 años y ha experimentado los peores años del conflicto armado, aún así estas mujeres prestan sus servicios médico obstetras a lo largo y ancho del Pacífico y han resistido. Incluso con esta asociación se desarrolló un proyecto desde el Ministerio de Cultura para prevenir el embarazo en adolescentes. Sin embargo, la desestigmatización de usos y costumbres es un tema que se ha ido desarrollando a través de las convenciones de diversidad de la UNESCO para proteger estas expresiones.
¿En qué áreas deberían generarse políticas públicas para brindar los aportes pertinentes que favorezcan a las comunidades en Colombia?
Hay un campo de la política pública que es el de los derechos culturales. Es un lugar social que no es muy privilegiado y que efectivamente requiere trabajo para así garantizar el derecho a la identidad, a la memoria, a la historia, a participar en la cultura, al patrimonio y a la diversidad lingüística. Los derechos culturales deben profundizarse en materia fiscal, de educación, de medios de comunicación y aplicarlos en los planes de desarrollo departamentales, municipales y distritales.
Por ejemplo, hicimos la traducción de los acuerdos a lenguas nativas y creoles, esto fue una orden de la Corte Constitucional y se logró tras 5 años de profundizar en la cultura y formar traductores e intérpretes de las 69 lenguas que hay en Colombia. Si el Gobierno tomara la decisión de profundizar en el campo de la cultura tendríamos una tremenda ganancia.
Chat
¡Chatea con E-Ann!
Atención en línea
Whatsapp