Falta de garantías laborales: una lucha para las mujeres trans en Colombia

Escritura
Por
Catalina Solano
Agosto 12, 2020 Comparte

"De la comunidad LGBT, las personas trans son la población más vulnerable. En Colombia, por ejemplo, la expectativa de vida de una mujer transgénero es de treinta y cinco años. Han sido excluidas de contextos familiares, sociales, educativos, sentimentales y, a causa de la falta escolarización y oportunidades, el campo laboral no es la excepción".

 

“En un tiempo me quedé sin trabajo y me presenté a unas entrevistas, pero a las personas les falta informarse qué es una mujer trans, sus vivencias y generar empatía en una entrevista laboral o clima organizacional”. Así explica Catalina Arias, comunicadora social, mujer trans, activista y coordinadora de comunicaciones de la Red Somos ONG que trabaja por la diversidad, la salud sexual y reproductiva y el fortalecimiento comunitario, el día a día de una mujer trans tratando de acceder al mercado laboral en Colombia.

Catalina es del Huila. A sus 17 años se vino a estudiar su carrera universitaria en Bogotá, en medio de sacrificios personales, económicos y sociales. “La oferta laboral de las mujeres trans en Colombia es muy remota, casi no hay oportunidades educativas ni laborales”.

Esa es la realidad: casi no hay oportunidades.

Se estima que en el mundo las personas transgénero representan el 0,3% de la población. En Colombia, según un análisis realizado en 2017, esta cifra podría estimarse en el 0,1%.  Dentro del panorama legal, en 2015 el Ministerio de Justicia con el Decreto 1227, permitió que personas con disforia de género cambiaran el sexo en su documento de identidad y, desde entonces, más de 1100 colombianxs han solicitado dicho cambio en las notarías. Aunque estas cifras aumenten, la población trans es una de las más vulneradas dentro de las minorías y diariamente se enfrenta a casos de discriminación y abuso. Adicionalmente, según Maria Fernanda Moreno, abogada de la Universidad de Sanbuenaventura, el constante acoso que estas personas sufren es también, en gran parte, consecuencia de los vacíos legales que constitucionalmente existen para garantizar la protección de esta población.

Moreno manifiesta que, aunque la Corte Constitucional ha avanzado en la garantía de los derechos fundamentales de esta población, no existe una ley que específicamente abarque el tema del género. En su lugar, a través del tiempo y con los casos de transfobia en diferentes ambientes, como el caso laboral, se han dictado sentencias que establecen un precedente a los cuales se deben ajustar los tribunales para garantizar los derechos fundamentales de esta comunidad. Por ejemplo, en la Sentencia T-99 del 2015, el alto tribunal establece que en “la identidad de género y la orientación sexual de las personas son conceptos que se transforman continuamente a partir de la experiencia individual y de la forma en que cada ciudadano se apropia de su sexualidad. Por lo tanto, estas definiciones no se pueden tomar como criterios excluyentes”. Otros casos son las Sentencias T-152 del 2007 y T-977 del 2012, las cuales respectivamente se han manifestado sobre la discriminación laboral y el derecho a cambio de nombre por segunda vez. Sin embargo, estas sentencias no cumplen en totalidad la función de garantizar derechos fundamentales y, aunque se haya exhortado al Congreso de la República a promulgar una ley especial sobre identidad de género, no se ha visto ningún avance en este asunto.

Rechazo por tu identidad de género

En el mundo diverso en el que habitamos, la identidad de género de un individuo no debería suponer un problema para acceder a un ascenso o a mejores condiciones laborales. Sin embargo,  Catalina puede dar fe que no siempre es así. “Claro, algunas personas dudan de tus capacidades laborales, el gobierno y la academia deberían abrir un cupo laboral para mujeres trans, capacitarlas y apoyarlas día a día, la cualificación profesional va por ambas partes. La identidad en algunos casos sí define tu cupo laboral, piensan que la mujer Trans es sinónimo de lo más despectivo que hay”. Catalina cuestiona e invita a la reflexión: “¿En tu oficina o empresa cuántas mujeres Trans laboran? Te aseguro que la respuesta es ninguna o quizás una”.

Catalina sabe que tiene las mismas capacidades de cualquier ser humano, y que su apariencia no la define, pero sí define la oportunidad laboral de una mujer trans para los dueños, los socios o aliados de la empresa asegurando que es por eso que “algunas mujeres trans desisten de presentarse a una vacante, por el rechazo laboral”. Y explica por qué es pertinente cambiar esto: “Cuando empezamos a darle la oportunidad a una mujer trans en óptimas condiciones, con un contrato laboral, su ARL, caja de compensación, fondo de pensiones y un sueldo acorde, empezamos una transformación sociocultural”.

 

¿Qué pasa con las trabajadoras sexuales?

Problemáticas como la falta de oportunidades, escolarización y los diferentes estigmas a los que estas mujeres se enfrentan diariamente dejan como resultado que muchas deban acudir a la prostitución como sustento económico. Además “aumenta la vulnerabilidad y lleva a que la proliferación de VIH sea mucho más alta para las mujeres transgénero que para otros tipos de población. Las dinámicas las personas Trans son distintas a las demás”. Catalina enfatiza también que la situación de estas mujeres se ha visto todavía más afectada por el Covid-19.

Aunque el Estado colombiano se quede corto a la hora de proteger la integridad de la comunidad, diferentes colectivos han buscado la manera de suplir estas necesidades. “Las organizaciones de base comunitaria LGBTI en Bogotá y Colombia trabajamos en conjunto para erradicar la desigualdad. Las mujeres trans, suelen morir entre los 35 y 40 años en América Latina, según un estudio internacional que se elaboró en 2006 para la Organización de Estados Americanos. (OEA), el trabajo sexual es una de las causas a la muerte, al olvido, al rechazo”. Catalina concluye con una invitación a reconocer la valentía y la lucha de las mujeres trans en el mundo y con una cita de Mario Mendoza en Relato de un asesino “hay instantes en la vida en los cuales las palabras sobran, donde el lenguaje lo único que haces es entorpecer la perfección del silencio”. Las palabras tienen poder, pueden herir, transformar o reprimir.

Como la Red Somos, existen otras iniciativas locales en busca de la igualdad, como lo es la Red Comunitaria Trans, que en alianza con el Instituto Caro y Cuervo han creado el cartonero Encorazonadas; Memorias trans desde el barrio Santa Fe. En este proyecto, estudiantes de la Maestría en Escritura Creativa del instituto, relatan las vivencias de cinco mujeres trans que ejercen o han ejercido el trabajo sexual en el barrio Santa Fe. Se encuentra únicamente de forma digital y las ganancias de su venta están destinadas al fondo de emergencia para trabajadoras sexuales.

 

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