EL INFINITO EN UN JUNCO: EL ROL DE LOS LIBROS EN LA DEMOCRACIA

Escritura
Literatura
Por
Sara Cardozo
Abril 22, 2024 Comparte

El jueves 18 de abril del 2024 en el Auditorio José Asunción Silva, Adriana Martínez (directora de la Biblioteca Nacional de Colombia) y la escritora española Irene Vallejo realizaron una charla en la cual; además de hablar del proceso creativo de la obra, exponen el papel que juegan los libros en los procesos de democracia en la actualidad y en la historia. 

“El Infinito en un Junco ha sido un gran viaje para mí, contra todo pronóstico, yo creía que solo le iba a interesar a los obsesionados con los libros, y que se aquietaban por cómo se iba perdiendo la lectura entre la velocidad del cotidiano y la tecnología y ahora vemos que no es una comunidad pequeña, que hay muchos que siguen alimentando las ferias y movimientos en lo literario”. Comenta la escritora, al ver la euforia con la que fue recibida en el auditorio. 

Además, resalta que el fenómeno de la lectura es algo que se sigue viendo con mucha fuerza, que los libros logran unir comunidades y crear espacios a partir del ejercicio de la narración. Complementa esto al mencionar que desde la prehistoria existe la necesidad de narrar y el uso de la palabra, y cómo las personas crean espacios para reunirse. 

  • ¿Cómo ha sido el proceso de democratización de los libros y qué se debe mantener? 

Irene explica que desde la creación de la biblioteca de Alejandría nace la necesidad de compartir el conocimiento, crear el colectivo, permitir el acceso al conocimiento y así ir en contra de la violencia. Y que es una medida que se mantiene hasta hoy, que se sigue buscando la manera de que los libros lleguen a mano de todos, especialmente de los más jóvenes.  

Habla de su experiencia en el Chocó y el interés de los niños por leer y crear nuevos mundos desde las palabras. Siente que los ejercicios de llevarles libros es un proyecto admirable. “Es tan importante reconocer el valor de la palabra, eso es lo revolucionario de una democracia, donde se usa el acuerdo, el pacto, el debate para solucionar desacuerdos... Los libros son más necesarios y urgentes que nunca porque allí fortalecemos el ejercicio de la democracia que parece tan corrompida ahora”. 

  • En el libro hablas de los guardianes de la palabra. En Colombia el 75% de bibliotecarias son mujeres. ¿Cuál ha sido el lugar de las mujeres en los guardianes de la lectura, escritura y oralidad? 

Menciona que parte de su motivación para escribir su obra fue en homenaje a su madre, que quería ser bibliotecaria. Añade que esta labor no se suele reconocer, aunque aquí se salva, custodia y permite la transmisión de las palabras.  

Habla de cómo las mujeres han estado desde el desarrollo de los bebés enseñándoles a hablar. Y dice que es un oficio muy femenino el contar y cantar las historias, y aunque la sociedad las ha moldeado para ser las que serenan situaciones y buscan el diálogo, esto no debe ser borrado o minimizado. 

  • Hablando de las librerías, en tu libro salen los orígenes y las diferencias entre libreros y bibliotecarios. ¿Cómo ves el futuro de estos espacios? 

Irene comienza contextualizando que un bibliotecario cuida libros, se encarga del proceso de preservación. Mientras que un librero los suelta, los deja ir, es quién se encarga del proceso de difusión y comercialización. 

Luego observa que las librerías son más frágiles y están a la intemperie. Comenta que a menudo es una labor gracias a la vocación de las personas, pues no es un oficio bien remunerado económicamente; pero que la sensación de crear espacios donde los libros encuentran a personas y puedan entablar una conversación con un librero, ayuda a encontrar conexiones e historias.  

  • Después de este recorrido por distintas ciudades de Colombia, ¿Qué nos dices sobre el espacio de los libros, las comunidades y el ejercicio de transmitir la palabra en el país? 

La escritora cree que el caso de Colombia es completamente ejemplar y la imagen internacional de muchas de las ciudades que antes era de violencia, ha cambiado por las bibliotecas, como es el caso de Medellín. 

Habla de los experimentos tan innovadores y que cambian la imagen de una sociedad gracias a una apuesta a la cultura. Y que debe ser motivo de orgullo. 

“La capacidad de los libros para abordar las heridas, sanar cicatrices y poder construir redes y comunidades a través de estas experiencias. Los libros pueden reconciliarnos.” Vallejo habla de la manera sabia en que logran comunicar y hablar de temas tan complejos y dolientes y como a partir de ahí hacen procesos de sanación. Y cómo los procesos de creación de obras que narran a modo catártico han sido un caso de éxito en el país, y agrega los espacios de dialogo que se han creado a partir de estas vivencias. 

Sin duda fue una charla enriquecedora no solo para los que disfrutan de la lectura, sino para todos los que cuestionaban el poder de los libros, las ponentes nos dejan en claro que el acceso a la lectura no solo amplia los conocimientos y la creatividad, también el pensamiento crítico, perfecto para aportar en el ejercicio de la democracia. 

*Sara Cardozo es estudiante de Gestión Cultural y reportera de Catarsis.  

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