El Eanista que transformó los materiales para construir vías
Noviembre 8, 2017
José María Andrade es un graduado del programa de Administración de Empresas, quien tras leer un anuncio que decía ‘hacemos de estudiantes, empresarios’, dio el primer paso e ingresó a la Universidad Ean, conocida en ese momento como la Escuela de Administración de Negocios. Hoy, Andrade es un Eanista que, al igual que su alma máter, le apuesta al emprendimiento sostenible, a través de Anpatec, una compañía que cofundó.
La aventura de Andrade empezó a ser más desafiante desde el momento en que recibió su título profesional en 1987. En ese entonces trabajaba en la Compañía Nacional de Vidrios, de la cual se retiró después de 14 años de servicio. Posteriormente se unió a la corredora de seguros que ya había fundado su colega Eanista, Mauricio Álvarez.
El punto de partida
10 años después, por adversidades de la vida, Andrade decidió independizarse. Fue en ese entonces cuando creó una agencia de seguros y fundó un emprendimiento en el sector de servicios temporales y otro enfocado a la venta de software y hardware. Luego, en 1999, Andrade cofundó su último y gran emprendimiento, Anpatec.
La empresa, dedicada a la fabricación y comercialización de estabilizadores para suelos, elabora sus productos sin aditivos y con materias primas amigables con el medio ambiente de procedencia nacional e internacional, “éstos no contaminan, no destruyen, no dañan” agregó el Eanista.
En efecto, dicho emprendimiento se catapultó rápidamente como un producto innovador, el cual ha contribuido al mejoramiento de las vías colombianas a lo largo de su existencia. Tal fue su impacto en el mercado nacional, que sus procesos de distribución sobrepasaron las fronteras y empezaron a comercializarse en diferentes países latinoamericanos.
En la actualidad, la iniciativa del Eanista sigue generando un impacto positivo en el desarrollo económico y social de la región y del país, además de promover el respeto por la naturaleza. No obstante, no hay que olvidar las ocurrencias detrás de estos logros. “Yo comencé con ‘3 pesos’, acabé los amortiguadores de un carro por el peso de la mezcla y sacaba el producto en bolsas de plástico, entre otros”, relató Andrade.
La perseverancia ha sido la clave para que esta empresa sea sostenible en el tiempo. La proyección de Anpatec es que sus productos sustituyan paulatinamente otros materiales nocivos empleados en la industria vial. Mientras las empresas de sectores homólogos abren canteras en las montañas, destruyen los recursos naturales y contaminan los acuíferos, Anpatec procura ser 100% amigable con el medio ambiente, no da un paso sin medir las consecuencias que éste tendrá sobre los actores a su alrededor.
Fiel espíritu emprendedor Eanista
A pesar de que Andrade expresa que ser empresario no es fácil, insiste en que el hecho de establecer metas impulsa a cualquier persona a materializar sus sueños. Asimismo, reconoce que “las generaciones venideras ya tienen el chip que las estimula a pensar en el cambio del esquema y de todo aquello que los rodea” lo cual contribuiría a que las industrias se transformen en empresas para el mundo y no sigan siendo una más del mundo.
“El emprendimiento cambió mi vida desde el momento en el que pensé que debía estar detrás de un escritorio, pero trabajando para mí”, aseveró el administrador.
Andrade añade que ese espíritu Eanista es el que lo ha motivado a emprender en varios momentos de su vida; con algunos tropiezos, pero siempre con un valioso aprendizaje.
Finalmente, José María Andrade destaca que ese perfil luchador, constante e innovador de los Eanistas es el que los hace diferentes de los demás. “La Universidad hace de sus profesionales, empresarios; personas que, con nuevas ideas, buscan nuevas formas de hacer las cosas para revolucionar el mundo”, concluyó.
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