San José del Peñón, un pedacito de cielo que se le cayó a Dios de las manos

Sociedad
Por
Colectivo Cali Siembra Salud Mental
Febrero 14, 2023 Comparte

Montes de María es una subregión que se encuentra entre los departamentos de Sucre y Bolívar. San Juan Nepomuceno es uno de los quince municipios que se encuentra en  esta subregión. A dos horas de San Juan se ubica el corregimiento de San José del Peñón, un pueblo con una  comunidad de 250 personas, las cuales se dedican a la siembra de Yuca, Ñame y Ajonjolí,  como también, a la ganadería. El pueblo está conformado por noventa y seis casas, tres tiendas, dos queseras, una escuela de primaria, una iglesia, una biblioteca y un billar. 

San José es un territorio rico en fauna y flora. Las especies que habitan el territorio van desde monos aulladores, hasta guacamayas de color, azul, verde y rojo. Por su cercanía al río Magdalena y al Golfo de Morrosquillo ha sido punto de interés de los grupos armados que se configuran al interior de Colombia, especialmente de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), quienes en la década del noventa desataron una ola de violencia que llevó a San José del Peñón y a los quince municipios de Montes de María al desplazamiento forzado. A partir del  2005 parte de la comunidad decide retornar de manera paulatina. Hasta en el 2022 han retornado 255 personas de las 600 que vivían en San José. 

La comunidad al retornar se encontró con un pueblo desolado, herido por el conflicto armado. El desplazamiento habría fracturado el tejido social, afectando  las relaciones sociales de la comunidad. Las primeras personas en volver fueron las mujeres; ellas comenzaron a convidar a sus familias para que regresaran de manera gradual al pueblo. Es por eso que, los liderazgos comenzaron a centrar sus esfuerzos en hacer actividades culturales que permitieran a la comunidad congregarse alrededor de sus costumbres. 

Como una manera de recuperar dichas costumbres se retoma el Festival del Dulce y la Chicha, el cual tuvo su primera edición en la semana santa de 1994.  Este festival surgió como una iniciativa cultural que buscaba unir a la comunidad en torno a su gastronomía y que ha permitido resignificar la herida que dejó el desplazamiento forzado. 

El festival del dulce y la chicha abrió campo para la creación de otras festividades, como lo es, la Feria Itinerante del Libro “Tío Mane” organizada por Henry Villalba, oriundo del pueblo. El nombre de la feria hace relación a un personaje mítico que se llamó “Mane”, un habitante del pueblo que les relataba, a los niños y adultos, las aventuras que le sucedían cuando iba a trabajar al campo o al arroyo. El objetivo principal de la feria es fortalecer el tejido comunitario desde el encuentro social alrededor del libro y es una apuesta por involucrar a la comunidad con su creación cultural a partir de la palabra y la literatura. A su vez, la feria se apoya en principios del senti-pensar, no obedece a protocolos, sino a los ritmos de interés y aprendizaje de la comunidad. Entre las actividades se destacan enfoques artísticos, lúdicos y pedagógicos.  

Nosotros como colectivo psicopedagógico -Cali Siembra Salud Mental- hemos participado en la onceava (2021) y doceava (2022) versión de esta feria del libro itinerante. Nuestro objetivo ha sido continuar con el fortalecimiento del tejido social del pueblo desde el cuidado a la salud mental comunitaria. Para ambas versiones brindamos actividades y talleres psicoeducativos que orientaron a la comunidad al cuidado del territorio, a la gestión emocional desde el cuerpo y la palabra y al reconocimiento comunitario del rol del psicólogo y del pedagogo. 

Como se mencionó anteriormente, el desplazamiento afectó las relaciones sociales de la comunidad, es por eso que nuestra participación no se redujo a la ejecución de actividades, sino que estas, fueron una excusa para construir una relación bidireccional que permitió a la comunidad reflexionar y tejer recursos psicosociales en pro de la apropiación del territorio. Un ejemplo de esta apropiación se realizó en la carretera que conecta al pueblo con la cabecera municipal (San J. Nepomuceno) que se vio afectada por las fuertes lluvias y dejó un camino de barro a su paso. Para ello, se organizó la “Brigada Caminitos”, integrada por niños y niñas de siete a trece años de edad y que tenía como objetivo limpiar la carretera del barro. Bajo este ejercicio, se orientó a las infancias a un encuentro ciudadano que les permitió reconocerse en acciones en pro del bienestar colectivo, aportando no solo a la apropiación del territorio, sino también, al fortalecimiento del vínculo comunitario. Junto a las infancias se comprendió que el espacio físico es el lugar de los significados colectivos y es un dinamizador de las relaciones sociales. 

El vínculo comunitario, a su vez, se abordó mediante actividades con niñas, niños, adolescentes y mujeres de la comunidad. En las cuales propiciamos prácticas de autocuidado a través de la escucha activa y la empatía, para ello realizamos círculos de palabra donde cada integrante expresa un sentir recurrente que esté relacionado con su cotidianidad al interior del pueblo. Entre los temas, se resalta, el derecho sexual y reproductivo, el manejo de emociones como la tristeza y la rabia, el autocuidado en la adolescencia y el reconocimiento de la libertad del otro y la otra. 

Cabe resaltar que, entre las actividades realizadas, se ofreció el “baúl de los secretos” un espacio de escucha individual orientado por psicólogas de la colectividad. Este espacio tenía el propósito de contener y orientar situaciones de crisis emocional que se dieran al interior de la comunidad. Este ejercicio permitió a las personas dar lugar a esas situaciones recurrentes que están cargadas de rabia, miedo y tristeza y que terminan afectando el vínculo comunitario. 

Como colectivo psicopedagógico consideramos que no es posible fortalecer el tejido social en San José del Peñón, sin estar inmerso en él. Nuestra apuesta fue ofrecer un vínculo qué permitiera a las infancias, adolescencias y a la adultez, dar lugar a los significados qué han construido de su territorio y de su historia ya que creemos que el vínculo es la posibilidad de entrar en relación con la comunidad y a partir de ello, transformar las heridas estructurales que los acompañan. A su vez, es menester, facilitar el acceso de las comunidades a los canales institucionales que tienen el deber de acompañar de manera integral a la comunidad en la construcción de su porvenir y resaltar que lo social-comunitario no obedece a objetivos caritativos; por lo tanto, se precisa de una inyección económica que permita a los líderes y lideresas vivir de su trabajo comunitario. Es deber del pedagogo y del psicólogo construir un rol que no invisibilice la capacidad de agenciamiento que posee la comunidad para su transformación social. 

San José del Peñón es un pueblo resiliente al poder transitar la herida de guerra desde sus recursos culturales y psicosociales. Agradecemos a toda la comunidad por haber abierto sus puertas y permitirnos conocer su lucha por recuperar lo perdido. San José del Peñón, un definitivamente es un pedacito de cielo que se le cayó a Dios de las manos.  

  


* Colectivo Cali Siembra Salud Mental es una organización psicosocial dedicada al cuidado de la salud mental comunitaria. 

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