“La Sustancia” (2024) dirigida y escrita por Coralie Fargeat, es una película de terror corporal estadounidense protagonizada por Demi Moore (Elisabeth Sparkle) y Sarah Margaret Qualley (Sue). El filme retrata la cosificación del cuerpo femenino mediante una hipérbole sangrienta que tiene como argumento el renacer de una versión más joven de la actriz Elisabeth Sparkle, a partir de una poderosa sustancia, tras ser despedida de su programa de televisión debido a su edad.
Para nadie es un secreto que la apariencia física es importante en aspectos de la vida como el personal, profesional y sentimental; en la película lo evidenciamos fácilmente por medio del contraste entre las escenas de Sue y Elisabeth. A Sue la trataban como una diosa en su trabajo y vida cotidiana, por ser considerada atractiva para los hombres, mientras que Elisabeth era constantemente despreciada por su físico envejecido y esto empeoró su dismorfia corporal.
La violencia ejercida hacia la apariencia física de las mujeres es un secreto a voces, muchos conocen la situación, pero realmente no se dice nada al respecto. El filme es un fiel ejemplo que refleja cómo las mujeres son rechazadas por su aspecto físico y tienen más oportunidades aquellas que cumplen con la hegemonía estética; por ejemplo, en el ámbito laboral, algunas empresas impiden la contratación o promoción de mujeres porque no cumplen con los modelos de belleza. En estudios realizados sobre este tema, el 35.3% de un grupo de mujeres de 18 años declaró haber sido discriminada debido a su forma de vestir o arreglo personal, lo cual es un asunto preocupante y va en aumento día a día. (Encuesta Nacional Sobre Discriminación (ENADIS), 2022).
A muchos el estilo crudo de la película les disgustó, sin embargo, si no lo representaran así, ¿realmente se le daría la misma atención? Productos culturales como estos son necesarios para apoyar la lucha contra la violencia estética, disminuir la cifra de afectadas y abordar los trastornos que esta ocasiona. El film “La Sustancia” es solo un abrebocas a los sentires y vivencias cotidianos de las mujeres, además de ser una invitación a reflexionar acerca de la presión sobre el físico femenino en un mundo que cada vez crea más estándares que deforman realidades.
*Esta nota fue elaborada Lizeth Beltrán, Sebastían Carreño, Valentina Navas y Paula Torres, estudiantes de Lenguas Modernas, en la unidad de estudio Lengua y redacción española.
Chat
¡Chatea con E-Ann!
Atención en línea
Whatsapp