Corría el mes de junio 2020 y Latinoamérica empezaba a experimentar el primer pico de casos de la pandemia, luego de que esta arrasó en Europa. Ante la incertidumbre de una posible vacuna, varias ciudades en Colombia hacían anuncios y expedían decretos cancelando sus festividades y eventos tradicionales, generando alarma en la economía, ya que se percibía como un hecho impensable. Los primeros eventos cancelados, o mejor, “virtualizados”, fueron las fiestas de San Pedro y San Pablo en el Tolima Grande y el Festival Internacional del Joropo en el llano. Estos pasaron casi desapercibidos por falta de tiempo para planificar y organizar sus actividades virtuales. Hasta ahí todo “normal”, teniendo en cuenta el impacto del coronavirus. Sin embargo, la preocupación y la desesperanza se disparó tras el anuncio oficial de Rio de Janeiro en julio de cancelar su carnaval, el más grande del mundo en la edición 2021.
Barranquilla recién había superado la noticia de que la Copa América sería aplazada, siendo esta una de las sedes principales. Sin embargo, ante este panorama, La Arenosa sabía que tarde o temprano debía hacer el tan inesperado anuncio: el Carnaval de Barranquilla 2021 no va. Pero, ¿qué tan grave es que no se lleve a cabo el Carnaval de Barranquilla de forma presencial?
Desde inicios de 1700 se celebra el carnaval en la ciudad y, aunque empezó siendo una festividad local, con el tiempo logró tener importancia a nivel nacional e internacional, al punto de ser declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco en el año 2003. En un país con tantos problemas de desigualdad social, contar con un espacio donde desaparecen todas las diferencias se convierte en un tesoro cultural muy apreciado no solo por la comunidad local. Para entender el carnaval en un contexto cultural y económico, es importante destacar que la ciudad recibió cerca de 350 mil visitantes nacionales e internacionales en el 2020 copando un 95% de la capacidad hotelera en sus más de 200 hoteles, según Cotelco. Cerca de 35.200 artistas hacen parte de todas las actividades folclóricas del carnaval. Para entender esta última cifra, imaginemos que toda la población de Paipa, Boyacá o La Mesa, Cundinamarca, hacen parte de los múltiples espectáculos de baile, teatro y música, sin contar con los equipos logísticos que permiten que cada actividad se lleve a cabo de la mejor manera.
El éxito del carnaval depende tanto del número de participantes como del número de visitantes, sin embargo, ante una pandemia estas cifras juegan en contra. Por tal razón, el alcalde tomó la decisión, con el apoyo de los sectores económico y cultural, de que para evitar comportamientos indebidos y excesivos “No habrá Carnaval. Ni siquiera de manera virtual”. Fue así como el 4 de febrero se firmó quizás el decreto menos esperado y más doloroso de toda la pandemia para los barranquilleros: el 0028 de 2021, el cual dictó toque de queda y ley seca durante el fin semana que debía ser el más concurrido, aquel donde la ciudad se adorna con bellas carrozas en La Batalla De Flores, donde la historia se puede sentir y vivir con La Gran Parada De Tradición y donde hermosos trajes coloridos embellecen la imponente Vía Cuarenta con La Gran Parada de Fantasía. Tras el anuncio de no realizar el carnaval de manera virtual, las plataformas virtuales y los canales de televisión local dedicaron su programación a la memoria de su grandeza. Mostraron al mundo su cultura, su esencia, la relación cada vez más fortalecida entre la ciudad y el carnaval y cómo dependen y trabajan mutuamente durante todos los días del año para representar sus costumbres y tradiciones.
La pandemia nos ha enseñado muchas lecciones de vida y de cómo ver “la nueva realidad”, un tanto sombría y triste porque extrañamos abrazar, besar y sentirnos entre nosotros mismos. Contamos los días para ser vacunados, porque soñamos por dar por terminada la sociedad “aislada”, pero lo cierto es que las vacunas llegan más lento de lo pensado. En Barranquilla al 23 de febrero solo se han aplicado 2.524 vacunas y esto, sin querer, nos dibuja dos preguntas escalofriantes ¿habrá edición del carnaval en el año 2022? y ¿qué daños colaterales tendría no realizar el carnaval durante 2 años consecutivos?
*Gerardo Lozano Profesional en Turismo, Candidato a Magister en Planificación y Gestión del Turismo – Universidad Externado de Colombia
