¡Súbase al cambio!

¿Se imagina usted adoptando medidas saludables para su vida mientras colabora con el cuidado del medio ambiente en Bogotá?

Pues bien, el uso de la bicicleta se ha convertido en una gran ayuda para cumplir con este objetivo, ya que es una herramienta que contribuye a mejorar la salud y la movilidad, además de disminuir la emisión de gases y el gasto en impuestos o combustible.

Este medio de transporte ha tenido un gran impacto en el ámbito mundial; por ejemplo, Portland tuvo un reconocimiento por parte de los premios C40 2016 (premios otorgados a un grupo de ciudades líderes en el cambio climático), debido a su proyecto sostenible, en el que proponía emplear la bicicleta para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

¿Se imaginan si Bogotá adoptara esta estrategia? No solo haríamos parte de los países de avanzada que se preocupan por el medio ambiente, sino que disminuirían los trancones en la ciudad.

Pero, también hay otro factor que tiene que ver con la cultura de la bicicleta y es la educación vial para los ciclistas, con el fin de que estos entiendan que las normas no son solo para los vehículos con motores. En evidencia de lo anterior, encontramos que la mayoría de los ‘biciusuarios’ pasa por alto detenerse en los semáforos, pues considera que solo debe hacerlo el transporte vehicular.

Pero volvamos a las bondades de la bicicleta. Pedalear fortalece el sistema muscular, debido a que es un excelente ejercicio cardiovascular; además, evita los problemas de obesidad y brinda vitalidad para que el ser humano se mantenga con energía suficiente durante sus actividades cotidianas. Por si eso fuera poco, aporta a la salud mental, en tanto reduce el estrés e incrementa los niveles de tranquilidad.

Desde otra perspectiva, el vehículo de dos ruedas aporta a las finanzas personales, al ahorrar en impuestos, peajes, parqueaderos y transporte público. Y esto se evidencia en el Día sin Carro, cuando las personas economizan de manera sustancial sus gastos en movilidad.

En conclusión, todos deberíamos apostarle a la bici, por salud y por construir un mundo sostenible. Además, al promover el préstamo de la bicicleta como medio de transporte público, se atenuarían las inconformidades por parte de los usuarios del SITP y de Transmilenio. En pocas palabras, ¡subámonos todos al cambio!