Boycoot Qatar 2022

A pocos días del arranque de una de las fiestas deportivas más grandes del planeta, el Mundial de Fútbol Qatar 2022, está generando alegrías y tristezas en muchos sectores, y al igual que hace cuatro años, los ojos están puestos en figuras como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, quienes disputarán por última vez el torneo que reúne a las 32 mejores selecciones del mundo.

Sin embargo, no todo es fiesta y expectativa por el espectáculo deportivo. El mundial que se realizará en el Medio Oriente ha sido víctima de fuertes señalamientos por la denuncia de las muertes de miles de obreros durante la construcción de los estadios que albergarán la competición, además de las denuncias a la violación de Derechos Humanos y el desprecio público hacia la diversidad de género.

Para muchos especialistas, el mundial de Qatar podría llegar a ser otro caso de sportwashing, según el diccionario, esta práctica consiste en que un individuo, grupo, corporación o estado-nación usa el deporte para mejorar su reputación dañada, a través de la organización de un evento deportivo, la compra o el patrocinio de equipos deportivos, o mediante la participación en el deporte mismo. A nivel de estado-nación, el lavado deportivo se ha utilizado para desviar la atención de un historial deficiente de Derechos Humanos y escándalos de corrupción dentro del gobierno.

"En Qatar han muerto más de 6.500 trabajadores, una media de doce vidas por semana desde el 2010, año en el que el país del Medio Oriente fue elegido anfitrión del Mundial"

Por esta razón, desde Europa se han manifestado diferentes asociaciones de fútbol que exigen a la FIFA que ofrezca respuestas concretas sobre situaciones relacionadas con la violación a los derechos fundamentales y la muerte de obreros que han fallecido desempeñando sus labores antes del comienzo de la cita mundialista. En el comunicado, se expresa la importancia de “abrazar la diversidad y la tolerancia, además de destacar la importancia de que los Derechos Humanos sean respetados y aplicados en todo el mundo”.

Y es que no es para menos, según el informe “Detrás de la pasión” de la Fundación para la Democracia Internacional, en Qatar han muerto más de 6.500 trabajadores, una media de doce vidas por semana desde el 2010, año en el que el país del Medio Oriente fue elegido anfitrión del mundial. Este informe revela que los trabajadores, que en su mayoría se desempeñan en la construcción, estaban obligados a trabajar entre 16 y 18 horas diarias, siete días a la semana, realizando tareas al aire libre y soportando temperaturas que alcanzan los 50 grados, situación que pone en alto riesgo su salud.

Jürgen Klopp, entrenador del Liverpool de Inglaterra y referente del fútbol mundial, hizo una reciente crítica a los organizadores del evento: “He estado pensando: 'oh, vaya, es difícil construir estadios en Qatar porque tienes que hacerlo en verano a 50 grados de temperatura o lo que sea'. Eso no es bueno para una persona, estar bajo el sol haciendo trabajo físico. Es imposible, para ser sinceros. Pero nadie ha pensado en esos trabajadores” explicó el DT, recientemente finalista de la Champions League.

Protestas de futbolistas 

Por otro lado, futbolistas como Tom Hogli y William Kvist, jugadores de Noruega y Dinamarca, viralizaron un video en el que manifiestan su descontento con el país organizador por las condiciones en las que viven los trabajadores que participan en la construcción de los estadios. Debemos recordar que no es la primera vez que esto sucede, pues durante los preparativos para el mundial de Brasil 2014 también fallecieron obreros en la construcción de los estadios. En ese entonces, el presidente de la entidad, Joseph Blatter, aseguró: “La FIFA no es responsable por la muerte de obreros que trabajan en obras de infraestructura para los mundiales de fútbol, sino las empresas que los contratan”.

Sin lugar a dudas, Qatar 2022 es el Mundial más polémico en lo que a torneos FIFA concierne. Nunca antes en la historia, hinchas, jugadores y medios de comunicación se habían unido en mismo sentimiento para mostrar la inconformidad frente a un país que limita de muchas maneras el acceso a una fiesta que está hecha para todos, una fiesta que no debería girar en torno a lo político, sino a lo deportivo.