Uso del lenguaje inclusivo para las personas con diversidad funcional

Sociedad
Por
Angie Alarcón Moreno
Septiembre 30, 2021 Comparte

Términos como «inválido», «discapacitado», «lisiado», «retardado» y «minusválido» son adjetivos que se consideran inadecuados; no obstante, son usados habitualmente. 

El uso correcto del lenguaje contribuye positivamente para que las personas con patologías y en condición de discapacidad no se sientan discriminadas, limitadas o sin aptitudes. Tal es el caso de la palabra «minusválido», la cual cataloga a una persona con menor validez frente a los demás. Es decir, este tipo de términos puede inducir a connotaciones excluyentes e impropias que no solo son erróneas, sino también ofensivas para quien las recibe. Es por esto que el término aceptado actualmente es persona con discapacidad.  

Sin embargo, como usuaria de silla de ruedas, considero que la expresión correcta es persona con diversidad funcional. Pues, esta expresión reconoce que un individuo funciona de manera distinta e influye positivamente en el pensamiento de quien tiene la condición. 

Así pues, el término diversidad funcional busca originar un cambio semántico del término discapacidad. Este aparece por primera vez en el año 2005 escrito por Javier Romañach durante el Foro de Vida Independiente y Divertad (FVID). Esta nueva terminología la crearon con el fin de obtener una perspectiva socialmente diferente a las demás expresiones sin discriminación. 

 

discapacidad 

1. f. Situación de la persona que por sus condiciones físicas o mentales duraderas se enfrenta con notables barreras de acceso a su participación social. 

2. f. Manifestación de una discapacidad. Personas con discapacidades en las extremidades. 

 

Por el contrario, palabras como discapacidad pueden ser despectivas, dado que incitan a negatividades y son recibidas sensorialmente como limitantes. Aunque entidades como la RAE hayan eliminado la palabra disminuido dentro de la definición de discapacidad, muchas personas siguen asociándola con no poder. 

Es evidente que una forma de educar acertadamente a la sociedad es a través del papel que tienen los comunicadores, quienes aún realizan un mal uso de los términos e inducen al error a los receptores. Es necesario ser de mente abierta para ampliar el conocimiento y emplear expresiones adecuadas, enmarcando un lenguaje que de una u otra manera induce el pensamiento y actuar del ser humano.  

En otras palabras, para convertir a la sociedad en personas que empleen el lenguaje inclusivo, se debe entender que, en este caso, tener una diversidad funcional no hace a una persona distinta, sino diversa en términos de su funcionalidad. La diferencia diversidad funcional y los demás términos radica en el hecho que las palabras inadecuadas afectan a las personas que tenemos una diversidad funcional y genera prejuicios y una carga lingüística peyorativa en las demás personas. El ser humano no debe verse por su condición física o mental, sino por el hecho de ser persona, traspasando barreras creadas por las estigmatizaciones. 


*Angie Alarcón Moreno es estudiante de Lenguas Modernas en modalidad virtual con énfasis en Comunicación digital. 

 

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