New York era un desastre glorioso. A mediados de los setenta el mundo de la música se desbordaba entre el desparpajo Punk y el sudor Disco. Entre los dos surgió Blondie, bandera del New Wave. Abrieron shows a David Bowie e Iggy Pop, hicieron ruido en el legendario ‘roto musical’ CBGB y se hicieron famosos por accidente en Australia con un lado B. Riffs de guitarra sencillos, roncos y vitamínicos. Como los de “One way or another”.
Su vocalista Debbie Harry fue tan glamorosa que la banda se alimentó de las bolas giratorias. Los cristales de sus tiempos de mesera se transformaron en brindis de discoteca y la banda se despachó en éxito entre lentejuelas y trajes de noche. La rubia combinaba osadía callejera con dulzura sensual. En 1978, se hicieron dueños del mundo en un cocktail Disco. Allí estaban los bailables teclados de Jimmy Destri en su joya bailable, “Heart of Glass”.
El picante irresistible de Blondie marcó la trascendencia del New Wave en la entrada a los ochenta. Objeto de admiración entre las chicas y deseo entre los chicos, moda implacable, rock and roll sexual e inevitable. Casi la secuestra el asesino serial Ted Bundy al recogerla en un auto en New York. Un rapto fallido. Que pasó a un “rapto” exitoso en sus propias líneas de hip hop, desafiando a los mismos Kurtis Blow o Sugarhill Gang, raperos del momento. Es el sensual y nocturno “Rapture”.
Amos de la escena, explotaron una influencia brutal en artistas posteriores: Madonna, Lady Gaga. Lujuria rebelde, frescura sintética, glamour del exceso, más de cinco #1 en Inglaterra, más de cinco estragos musicales alrededor del orbe. Entre drogas, prisa famosa, tours en Tailandia y recuerdos desfasados como Conejita Playboy, Debbie Harry y Chris Stein, pareja y guitarrista, se desbaratan en frenesí. Como se siente en “Atomic”.
Debbie Harry no le tuvo miedo a las cámaras. Primorosa en sus videos, aprendiz en sus películas y programas de TV, dulce con los Muppets. En soundtracks también destilaron fama. La figura de Richard Gere musicalizada entre las guitarras coléricas y la voz dominante en gran pantalla de American Gigolo, con la venia de Giorgio Moroder. Estalla la batería frenética de Clem Burke en “Call me”.
Blondie sigue viva. Despunta su figura estelar. Y pasa por Colombia para demostrar que a través de la experiencia no pierde su glamour, que aún se viste de de gala entre “María” o “Fun” y que entre canas y miles de escenarios no ha perdido el fulgor que la hacen reconocer como la verdadera Chica Dorada.
Blondie se presentará en Bogotá el un headline show el miércoles 22 de marzo junto a Cut Copy y el viernes 24 de marzo en el Festival Estéreo Picnic. Entradas para ambos conciertos y más información acá.
*César Enzo es un nostálgico de la música, excavador de conciertos y seguidor de huellas sonoras. Editor de documentales y programas de TV, en paralelo ha desarrollado proyectos como locutor y redactor de artículos culturales y musicales, especialmente para la Revista Metrónomo.
